Se cumplen 50 años de uno de los hechos más importantes de la historia. ¿Qué hicieron las automotrices para ayudar a lograrlo?
Las tres grandes marcas automotrices de Detroit (Ford, General Motors y Chrysler) tuvieron su participación en la llegada del hombre a la luna, que cumple nada menos que 50 años.
Antes, durante y después del alunizaje del Apolo 11 el 20 de junio de 1969, las automotrices norteamericanas jugaron distintos papeles y colaboraron para que la NASA lograra el objetivo.
El sitio estadounidense Autoblog realizó una reseña con la participación de estas empresas, de la cual reproducimos algunas partes.
Chrysler, por ejemplo, no intervino en la misión del Apolo 11, pero en misiones anteriores fue la responsable de construir misiles que lanzaron satélites y hasta los primeros norteamericanos que llegaron al espacio.
Ford lo hizo a través de Philco, empresa que adquirió en 1961. Casi 10 años antes, Philco inventó transistores que permitieron desarrollar computadoras de alta velocidad y luego fue la principal responsable de la fabricación, instalación y puesta en marcha del centro de control de Houston.
Luego del alunizaje, donde los primeros hombres en la luna (y los de las siguientes dos misiones) recorrieron unos pocos metros, la NASA buscó métodos para hacer grandes distancias. Así nació el Lunar Roving Vehicle.
El modelo fue desarrollado por Boeing con la colaboración de Delco, una de las empresas de General Motors. La falta de atmósfera impidió el uso de un motor a combustión, así que la propulsión fue eléctrica, con dos motores ubicados en las ruedas. El chasis era de aluminio y las ruedas de mallas de acero, sin aire.
Se construyeron ocho modelos, de los cuales tres participaron de las misiones del Apolo 15, 16 y 17 (la última en 1972). En total recorrieron unos 90 km a una velocidad máxima de 14 km/h. Aun permanecen en la luna.
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