Pensado para ser el reemplazante del 504, Peugeot lanzó en 1979 el 505. Diseñado como su antecesor por Pininfarina en el exterior (y por Paul Bracq en el interior), fue un auto de alcance mundial para la marca del león.

Al poco tiempo empezó a invadir mercados en de Asia y también el argentino, donde la recién creada Sevel lo ubicó en lo más alto de una gama que incluía a Fiat y a la marca francesa. Eran tiempos en que los productos galos tenían mucho más prestigio que los alemanes, por ejemplo.

En la planta de El Palomar fue producido de 1981 a 1995, con casi 92.000 unidades fabricadas. Fue rival del Ford Sierra, los Renault 18 y 21 y también del VW Carat.

El 505, además de Francia y nuestro país, fue fabricado en España, China, Chile, Egipto, Nueva Zelanda, Indonesia, Tailandia y Taiwan. Y llegó importado incluso a Estados Unidos. En total completó más de 1.350.000 unidades producidas.

A la conocida versión sedán se agregó en 1982 la familiar (mirá nuestro especial con estas 20 rurales de Peugeot), que contaba con opciones de tres filas de aisentos y hasta ocho plazas, que también se produjo en la Argentina. En distintos mercados, llevó motores 1.8, 2.0, 2.2 y V6 2.8 nafteros y 2.3 y 2.5 diesel (con y sin turbo).

A mediados de la década del 80 sufrió su restyling más importante, que modificó la distribución de las luces posteriores y, sobre todo, el interior, donde adoptó un diseño totalmente renovado.

Fue la última gran berlina de la marca francesa es poseer tracción posterior y dejó de venderse en Francia en 1992. Esa cifra se estiró hasta 1997 en China, último país donde se comercializó.