A cuatro años de la aparición de la 488 GTB, Ferrari propone varias mejoras estéticas y se aprovecha del motor de la 488 Pista, con 720 CV.
La tradicional coupé biplaza con motor central trasero de Ferrari tiene un nuevo capítulo con la aparición del F8 Tributo, un modelo que evoluciona a la 488 GTB.
Estéticamente se podría decir que es un rediseño, aunque es 8 cm más larga, 4 más ancha e igual de alta. Son nuevas las ópticas delanteras y traseras (ahora con doble faro), el alerón posterior y los paragolpes, todo para alojar nuevas entradas y salidas de aire que mejoraron un 10 por ciento la aerodinámica y la refrigeración del motor.
Justamente el propulsor es el mismo que Ferrari puso en la 488 Pista, un 3.9 biturbo de 720 CV que es capaz de llevarlo a 100 km/h en solo 2,9 segundos, a 200 en 7,8 e impulsarlo hasta os 340 km/h.
Además de ser 50 CV más potente que el 488 GTB, también es 40 kilos más liviano, clavando la aguja de la pesa en 1.330 kilos.
El rediseño también muestra guiños al pasado, con algunos rasgos del 308 GTB y al F40, como por ejemplo en la tapa plástica con ranuras que cubre el motor.
Por dentro se mantuvo el estilo, aunque casi todos los paneles y comandos son nuevos. Estrena volante, salidas de aire circulares y también una pantalla táctil de 7″.
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