La inédita familia de Renault que no vio la luz, pero se adelantó a su tiempo

La inédita familia de Renault que no vio la luz, pero se adelantó a su tiempo

Fue creada en los ochenta y aunque no llegó a producirse, inspiró a otros modelos, como Mégane o Kangoo, una década después. Todas las variantes.

En todas las automotrices hay historias con fantásticos proyectos que no llegaron a ver la luz. Muchos quedarán guardados en un cajón para siempre, pero cada tanto, alguno logra salir y mostrarnos el ingenio de diseñadores e ingenieros, como esta que publicó el sitio Lignes Auto, de Francia.

El Proyecto X-05 (también denominado Iris) fue uno que Renault impulsó a mediados de los años ochenta para comprobar las mejoras que otorgaría una familia de modelos que compartían plataforma y numerosas piezas, pese a la diversidad de siluetas.

Esto, que es de lo más normal en estos tiempos, no era tan así hace cuatro décadas. Para tomar una dimensión de las ventajas, un modelo de la familia X-05 se podría haber producido en menos de 10 horas, cuando el Renault 19, que salió al mercado en 1988, demandaba 16 horas.

El ahorro se lograba de muchas maneras, pero una clave era la cantidad total de piezas de chapa, de tan solo 160 en el proyecto contra las 257 del mencionado 19. Eso lograba reducir la cantidad de puntos de soldadura de casi 3.100 a solo 2.200.

Para lograr esas reducciones, toda la familia compartía elementos de diseño, como por ejemplo las puertas, el capot que formaba una única pieza con los guardabarros y el parabrisas envolvente, con un solo brazo limpiador.

El proyecto tuvo como variantes un hatch de tres o cinco puertas, una minivan y un furgón. Todos compartían las mismas puertas, incluso en la van, gracias a un zócalo más elevado, que de paso ofrecía una tonalidad oscura, todo un anticipo de la moda aventurera.

Aunque el X-05 tenía un tamaño compacto, esa diversidad de carrocerías se vio luego en el Mégane, aunque con algunas diferencias. El reemplazante del 19 agregó un sedán, el Scénic tuvo un diseño diferente al de la berlina y el furgón derivó en la creación de la Kangoo, todos aparecidos una década después de creado el proyecto.

Aunque su misión no era la de llegar a las calles, el X-05 fue tenido en cuenta para la sucesión del SuperCinq (la segunda generación del R5), pero Renault se decantó por una silueta más tradicional, que dio vida al Clio en 1990.

El rupturista diseño exterior (hay que tener en cuenta que para esa época Renault todavía vendía los 9 y 18, por ejemplo), se repetía puertas adentro, con un ambiente muy colorido (que seguramente inspiró al del Twingo) y lleno de soluciones poco frecuentes, como los comandos satelitales típicos de Citroën (ver más) o un asiento que podía hacer que el conductor mirara hacia atrás, como tenía el Espace.

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