Cilindrada y potencia han sido siempre los valores más destacados para un motor, pero algo cambió para que el torque sea ahora lo más importante.
Por Martín Simacourbe
Durante muchísimo tiempo, la cilindrada fue un valor fundamental para determinar el tipo de motor que llevaba un automóvil. Su incidencia fue tal que incluso sirvió para denominar a varios modelos, de los cuales Fiat tiene una larga lista de ejemplos, sin olvidar al 1500 de Dodge o el K-180 de Opel, por su motor de 1.800 cm3.
Para distinguir a una versión, la cilindrada también estuvo siempre muy presente, ya sea camuflada, como en caso del 380 de Torino (tenía 3.776 cm3), las incontables versiones de BMW, o directamente acompañando a una sigla o denominación. Ghia 2.3, GL 1.8, Active 1.6 y Privilege 2.0 son algunos de los muchísimos ejemplos que tuvimos en Argentina.
La potencia, salvo casos muy puntuales (los Regatta 85 y 100, por caso), rara vez llegó a denominar un modelo, pero a cambio siempre fue la medida por excelencia (en HP antes y en CV ahora) para determinar qué tanto rendía un motor.
Históricamente, un motor de una cilindrada mayor (y en consecuencia más potente, porque en general una cosa iba de la mano de la otra) era mejor que uno más pequeño. Pero el downsizing y la popularización del turbo propiciaron la renovación.
Hoy, tener bajo el capot un motor chico ya no es sinónimo de pereza. El tema es que semejante novedad no es tan fácil de meter en la cabeza de un cliente: se sabe que, por lo menos en Argentina, poner la sigla 1.0 en un portón es condenar al fracaso comercial a ese modelo.
La cifra de potencia, en cambio, salió ganando con la llegada del turbo y sigue siendo el valor más difundido para determinar la capacidad de un motor. Sin embargo, también viene perdiendo relevancia ante el torque. El mejor ejemplo de cómo cambiaron los tiempos lo ofrece la gama Polo: el viejo 1.6 tiene más potencia, pero menos par motor que el moderno 1.0 turbo (110 CV y 155 Nm contra 101 CV y 170 Nm).
Si la memoria no me falla, fue justamente Volkswagen la primera en catalogar a sus diferentes versiones con el valor de torque. Los motores TSI ya no destacaron a su cilindrada o potencia y sumaron otra cifra (170, 200, 250, 350, etc.) a su denominación, una práctica imitada por Stellantis hasta en los diesel y últimamente por Renault (no así por GM, que también tiene multitud de turbos en la gama).
De hecho, la idea de este artículo me la dio la flamante gama del Kardian (ver más), en las que Renault no solo bautizó 200 a las versiones 1.0 turbo, sino que utiliza el 156 en la 1.6 aspirada, algo que no recuerdo haya hecho otra terminal.
Te estarás preguntando qué es el torque y creeme que no es algo fácil de responder. Para hacerla corta, vamos al ejemplo de la bicicleta: el torque o par motor es la fuerza que se hace al pedalear y la potencia está definida por la cantidad de veces que podés hacer girar los pedales en un tiempo determinado.
Pero más allá de si entendiste o no, lo cierto es que en esta nueva etapa de motores chicos (ver más), el torque es el nuevo rey. Y estará sentado en el trono hasta que los kilowatts de los propulsores eléctricos reclamen su corona.
1 comment
1 Comment
marcos a
20 julio, 2024, 10:46 amFiat uso x bastantes anios mas la potencia, en Europa. No solo el Regatta, en todos sus autos, en los 80, salvo el Croma juraria. Ford hacia lo mismo, pero nadie mas se prendio y para los 90 la moda ya habia pasado….
REPLY