Tiene cuatro motores, con un total de 587 CV y mayores atributos para usarlo en el off road. Mantiene el diseño, el chasis de larguero y la reductora.
El Mercedes Clase G era, quizás, el modelo que más respetaba sus atributos originales (se produce desde 1979), tanto en su diseño como en los aspectos mecánicos. Ahora, sin alterar prácticamente nada su aspecto, estrena una motorización completamente eléctrica.
El cambio estético más importante es que en vez de rueda de auxilio hay una mochila para llevar los cables. También hay ligeros cambios en el capot y una parrilla iluminada, pero el resto del diseño respeta lo visto en la última actualización del modelo a combustión. Para los más clásicos, incluso el nuevo G se puede pedir con la quinta rueda colgando o una parrilla convencional.
El G 580 EQ (Mercedes desistió de llamarlo EQG, como lo hace con el resto de la familia eléctrica) mantiene el chasis de largueros, la suspensión de eje rígido y la reductora.
La motorización comprende cuatro propulsores eléctricos de 147 CV cada uno, para totalizar 587 CV y 1164 Nm. Acelera en menos de 5 segundos, llega a 180 km/h y ofrece una autonomía de 487 km.
La batería es de 116 kWh y tiene tres tipos de recarga (entre 11 y 200 Kwh) con los que se puede planificar viajes conforme a los caminos elegidos. También hay cinco modos de conducción, dos de ellos destinados al uso off road.
Las posibilidades que dan los cuatro motores maximizan el uso off road, ya que se puede mover cada rueda por separado o todas juntas con la misma fuerza, emulando el bloqueo de los diferenciales. También se puede reducir el radio de giro o rotar sobre su eje (las ruedas giran en distinto sentido).
El despeje es de 25 cm y la profundidad de vadeo de 85 cm, mayores a las del Clase G a combustión. El número que sale perdiendo es el ángulo ventral, que perdió 6 grados (se queda en 20°).
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