Hace 10 años, una noticia impactaba al mundo del deporte. El hasta ese momento mayor ganador de la historia en títulos de la máxima categoría del automovilismo, sufría un accidente que pondría en riesgo su vida.

Desde allí, todo fue hermetismo y misterio, al punto tal que nunca más se volvió a ver ni siquiera una fotografía del alemán. El círculo íntimo pactó un silencio que solo fue roto unas pocas veces para dar a conocer que Michael seguía con vida, pero con muy pocos detalles de su estado.

El accidente fue en los alpes franceses, mientras Schumacher disfrutaba de unas vacaciones, ya retirado del automovilismo. El reporte indicó que, si bien era un eximio esquiador, sufrió una caída, partió su casco y golpeó su cabeza contra una piedra, lo que le produjo un hematoma cerebral. Quedó internado en coma.

Desde allí, hubo poquísimas informaciones y filtraciones acerca de su estado. El diario Olé, en una nota firmada por Agustín Aldaz, repasó algunos detalles de esta década.

El 16 de junio se informó que Schumi salió del coma y comenzó una rehabilitación en Suiza, la que luego continuó en una de las residencias del piloto en ese mismo país.

Su portavoz, Sabine Kehm, fue de las pocas en hablar de su estado en 2016: “Michael es incapaz de hablar y caminar, tiene una consciencia limitada del ambiente y pesa 45 kilos. No habrá más comunicados y el tratamiento se llevará en estricta confidencialidad“.

Desde allí, todos fueron rumores, unos pocos comunicados oficiales y la incertidumbre por el futuro del campeón. En estos años, Hamilton lo alcanzó como el máximo ganador en títulos de la F1, su hijo debutó en la categoría y Netflix estrenó un documental con su nombre.

Rodeado por un círculo íntimo que no deja filtrar ninguna información (liderado por su mujer Corinna Betsch), Michael Schumacher pasa sus días en Mallorca. Pero lo que no cabe dudas, luego de una década de silencio es que, según muchos que lo han visitado, ya nunca volverá a ser el de antes.