Por Martín Simacourbe

Después de muchas palabras, por fin Renault expuso por primera vez su futura pick up monocasco, la cual tiene como misión continuar la tarea que inició la Oroch en 2016. Una de las grandes diferencias es que la nueva será producida en la planta cordobesa de Santa Isabel.

De esta primera presentación, hay muchas cosas que quedan en claro y otras que aún permanecen como incógnitas. La primera es ambigua, porque si bien el prototipo tiene nombre (Niagara), no está confirmado que vaya a ser la denominación definitiva.

Si vamos a los antecedentes, Renault nombró como Alaskan al prototipo que adelantaba la pick up mediana y ya ha registrado en la Argentina la nueva denominación. Incluso directivos nos habían confirmado que la nueva camioneta no mantendría el nombre Oroch.

Uno de los motivos principales para esta última decisión tiene que ver con el tamaño. La Niagara es más grande que la Oroch, específicamente 20 cm de largo y siete entre ejes (pasa de 4,70 y 2,83 a 4,90 y 2,90). Así, deja el nicho que hoy también ataca la Montana (4,72 y 2,80) para enfrentar a Toro (4,92 y 2,99), Rampage (5,03 y 2,99) y Maverick (5,07 y 3,07).

Otro punto revelado casi en su totalidad es el diseño. Si hacemos el ejercicio visual y eliminamos los enormes pasarruedas, achicamos los neumáticos y sacamos los aditamentos de paragolpes, zócalos y techo, estamos ante el producto final.

También habría que ver qué sucede con la trompa. Las luces parecen definitivas, pero la parrilla seguramente gane el rombo en reemplazo de la palabra Renault, algo que el concept copió de las versiones deportivas de Ford y Toyota.

No habría que esperar muchas sorpresas en el diseño, algo que también sucedió con la Alaskan, que en su momento cambió poco y nada den su paso de prototipo a producción, aunque es justo reconocer que eran otros tiempos, con Laurens Van den Acker al frente de la división que hoy lidera Gilles Vidal, un ex Peugeot.

Pese a que la marca se quiere despegar de Dacia (algo que logró en parte con el Kardian, ver más), la Niagara tiene algunas cosas del prototipo Bigster de la marca rumana (ver más), como las manijas traseras empotradas en el parante o el corte de las ventanillas.

Otra de las particularidades que tendrá la Niagara es que habrá un clon de Nissan, aun sin nombre ni diseño. Será la misma política, pero al revés, que la Alianza realizó con las Frontier y Alaskan. Es decir, Renault se encarga del desarrollo y la producción y Nissan pondrá unos pocos detalles para diferenciarla.

Con el logo de la japonesa en la trompa, Santa Isabel se asegura llegar a muchos mercados de Latinoamérica, donde Nissan tiene muchísima más participación que Renault, al contrario de lo que sucede en Argentina y Brasil. Si el producto es exitoso, será uno de los modelos argentinos con mayor producción, porque se producirá exclusivamente en Córdoba para cualquier mercado que la solicite, ya sea México o Africa.

De los motores también se habló poco. Renault asegura que el prototipo tiene un híbrido ligero que utiliza un motor eléctrico que mueve las ruedas traseras (dándole tracción integral) y que permite hacer los recorridos diarios sin contaminar (algo que hasta ahora un mild hybrid no puede hacer).

No sabemos si para cuando llegue la producción un híbrido esté contemplado, pero seguramente la gama inicial esté compuesta por el nuevo 1.0 turbo de 125 CV y el conocido 1.3 turbo de 165 CV (ver prueba de la Oroch).

Tampoco se aseguró cuándo se inicia la producción en Córdoba. Se sabe que durante 2024 la marca difundirá esa fecha y el monto de la inversión en Santa Isabel. Nuestra apuesta es que para fines de 2024 o comienzos de 2025 comience la fabricación de las primeras unidades.