El 2.3 mantiene sus niveles, pero el V8 aspirado, en la versión Dark Horse, es el más potente para un Mustang de la gama tradicional, con más de 500 CV.
Hace tres meses (ver más), Ford reveló casi todos los detalles de la sétima generación del Mustang. Solo faltaban los detalles de potencia de las dos motorizaciones disponibles.
El 2.3 turbo mantiene la cilindrada del anterior, pero según la marca, se trata de un propulsor totalmente nuevo, con cambios en el diámetro y la carrera, la inyección directa y la sincronización de válvulas.
Ahora produce 319 CV (5 más que antes) y entrega 474 Nm. Pero también redujo su consumo ligeramente. También con mejoras, el Coyote 5.0 V8 elevó la potencia a de la opción GT a 487 CV (20 CV más) y 562 Nm. Para colmo hay un opcional con 493 CV y 566 Nm.
La frutilla del postre es la nueva versión Dark Horse, trabajada por Ford Performance, que agrega bielas de pistón forjadas, un cigüeñal modificado y otras mejoras en pistones y el árbol de levas.
Así, el V8 disponible en esta versión es el motor aspirado más potente en la historia del modelo, sin contar las versiones Shelby. Llega a 507 CV y 566 Nm, incluso más que el Mach 1 que se vende en la Argentina (475 CV).
Las cajas son de seis marchas manual o de diez automática, esta última, la única que se dispuso para las versiones de la anterior generación disponible en nuestro mercado.
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