Durante el evento que lo tuvo como protagonista, tuvimos la oportunidad de ponernos a los mandos del nuevo familiar de Chevrolet.
En el marco de la presentación oficial del Chevrolet Spin, llevada a cabo en el hotel Sheraton de Pilar, tuvo lugar un breve test drive que nos permitió conocer algunas virtudes y defectos del nuevo familiar compacto.
El trayecto consistió en casi 30 kilómetros de recorrido por la ruta Panamericana, donde pudimos conocer –parcialmente- a la Spin LTZ con siete asientos y caja automática de seis marchas, versión que nos tocó en suerte. Pero antes, algunas consideraciones previas al rodaje.
Sensación general de amplitud y una postura de manejo elevada fueron las primeras anotaciones al acceder al nuevo Spin, impresiones típicas que brindan los monovolúmenes o MPV. La butaca del conductor regula en altura (sólo el cojín), ideal para personas de baja estatura, pero el volante -multifunción-, de agradable diseño, sólo se ajusta en altura.
El panel de a bordo, con materiales rígidos, muestra una agradable presentación bitono y cuenta con todos los comandos bien a mano. Por ejemplo, los levantavidrios eléctricos están agrupados en el apoyabrazos, la regulación de los espejos en la puerta y las balizas junto al sistema de cierre de puertas eléctrico se encuentran en la consola central, donde además se aloja la generosa radio integrada con MP3, USB y Bluetooth (entre otras funciones). La versión full LTZ además dispone de tapizado de pana para los asientos y los paneles de puertas, material yo no ofrecido en algunos modelos Mercosur.
El espacio interior, tal cual como lo anunció Chevrolet, es generoso, y su baúl ofrece una cifra récord para la categoría: 710 litros. Además, suma puntos gracias a la versatilidad de sus asientos, mientras que la tercera fila está reservada para niños.
Como comentamos anteriormente, en el Spin se viaja alto aunque la butaca esté regulada en su punto inferior, lo que favorece la visibilidad general del conductor. La dirección cuenta con una correcta asistencia, mientras que el motor es el conocido naftero 1.8/8v, con 105 CV y, en este caso, asociado a la caja automática de seis marchas, un recurso mecánico único en su segmento, al menos en productos Mercosur.
El conjunto ofrece un desempeño esperable en un auto familiar con esta potencia, con reacciones domésticas y algunos retardos de la transmisión, que cuenta con un modo de paso de marchas manual mediante una tecla situada en la empuñadura del selector. Para tener un parámetro de sus relaciones de caja, a 120 km/h el Spin viaja a unas 3.000 rpm, lo que habla de una sexta larga que desahoga el motor.
Orientadas al confort de marcha, algo lógico tratándose de un vehículo familiar, las suspensiones muestran un marcado balanceo en curvas, pero viaja con seguridad a velocidades legales. También tuvimos oportunidad de poner a prueba los frenos, que a bajas velocidades y sobre piso húmedo mostraron un correcto funcionamiento del ABS, aunque el sistema acusó un extraño sonido al ejercer fuerte presión sobre el pedal; quizá se trató de una característica de la unidad en cuestión.
Aunque el diseño del Spin genera opiniones encontradas, especialmente por el sector trasero, plantea una interesante alternativa familiar, ya sea por su generoso espacio interior como por la versatilidad de sus siete plazas. A esto se suma una política de precios adecuada, con valores competitivos que podrían asegurarle “buen mercado”.
El primer “mano a mano” fue positivo, pero un recorrido acotado, de apenas 30 kilómetros en el evento de presentación, nunca sería suficiente para realizar una evaluación completa. Por eso, en breve, un “test” exhaustivo al estilo de AW.
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