Probamos la versión intermedia del SUV de Mini. Buena potencia, comportamiento casi deportivo y buen espacio, a un precio elevado.
Por Martín Simacourbe
Fotos Venancio Ozino
La oferta de Mini en la Argentina está alineada con la de su casa matriz. Es algo que le pasa a otras importadoras, pero en el caso de la británica, quizás por la amplitud de la gama, se da tal cual.
Uno de los tres productos que ofrece (los otros son el Clubman y el Mini clásico, en las versiones de 3 y 5 puertas y el cabrio) es el Countryman, el SUV que nació en 2010 y ahora va por su segunda generación, estrenada en 2017.
Ahora, con un rediseño, la gama de extiende por tres versiones bien diferenciadas: una 1.5 de entrada, otra 2.0 en el centro (la que manejamos) y otra con un 2.0 mucho más potente y con tracción integral.
En el mundo Premium que habita Mini no hay demasiadas alternativas en el mercado argentino: el Q2 de Audi (en plena renovación), el DS 3 Crossback (con 155 CV en toda la gama) y el Hyundai Kona (177 CV) son los únicos que le plantan cara de manera directa.
DISEÑO/ESTILO
El rediseño presenta pocos cambios en el exterior que afectan a la parrilla, ambos paragolpes y a las luces traseras, que adoptan los rasgos de la bandera británica, cómo en el Mini común.
Más allá del rechazo que puede generar en algunos, lo cierto es que la Union Jack es una de las más lindas del mundo y al Mini este detalle le queda genial, acrecentando su exclusividad.
A diferencia de otros SUV, el Countryman es un tanto bajo, algo que coincide con la propuesta dinámica, más cercana a un hatch rabioso, pero no me quiero adelantar al rubro.
Guste o no, el Countryman (cómo el resto de los Mini) jamás pasa desapercibido y eso, en un mercado cada vez más homogéneo, es digno de elogios.
INTERIOR/CONFORT
Adentro pasa lo mismo. Casi no hay elemento en el que la marca de BMW no haya dedicado un tiempo en buscarle la vuelta. Incluso algo tan simple como el acelerador es diferente, con el eje en la zona inferior.
El tablero ahora es una fina y pequeña pantalla. Los amantes de las agujas pondrán el grito en el cielo, pero lo importante es que cumple su función, más allá de las formas, aunque es cierto reconocer que el conductor no puede optar por diferentes configuraciones (lo más atractivo de estos sistemas), en ocasiones queda tapado por el volante y la información es un tanto justa.
La pantalla táctil es simple (no muy grande), pero como viene siendo costumbre en los Mini, la rodea un enorme círculo que llama más la atención que otra cosa, y por debajo hay unas teclas tipo avión, los mandos de la climatización, una selectora práctica y variados portaobjetos. Falta un cargador de celular en un equipamiento completo, con pocas ausencias.
Una de las cosas que más se valora del Countryman, y que en parte justifica su elevado precio, es la calidad, de lo mejor entre sus competidores, algo que se nota en la insonorización, por ejemplo. El techo solar es doble y mientras el delantero es corredizo, el de las plazas traseras es fijo.
La posición de manejo es cómoda y deportiva, pero por este precio merecía ofrecer una regulación eléctrica, otro de los faltantes. Atrás no es el mejor, pero tampoco es que vas a sentirte asfixiado cómo en un Mini 3 puertas debido a la buena altura y la correcta distancia con los asientos delanteros.
Lo ideal es que viajen dos personas no solo por el ancho, sino por el túnel que obliga a llevar las piernas separadas molestando a los pasajeros laterales. Lo mejor es que el respaldo se puede reclinar y el asiento tiene corredera longitudinal (en relación 40:20:40), como para mejorar el espacio de baúl.
El espacio de carga es digno, con 450 litros, muy bien tapizado, y cuenta con un accesorio poco tradicional: al carecer de auxilio (utiliza las run flat clásicas de BMW) al levantar el piso se puede desplegar una colchoneta muy fashion para apoyar las asentaderas en el paragolpes y tomar unos mates mirando el horizonte.
MOTOR/PRESTACIONES
Como dijimos, lo mejor de la gama del Countryman es la variedad que hay entre las tres versiones disponibles. La entrada tiene un 1.5 de 136 CV, la intermedia un 2.0 de 192 CV y la full otro 2.0 de 306 CV, firmado por John Cooper Works.
No por casualidad nos subimos a la más interesante y equilibrada de la gama. Por supuesto la JCW debe ser un cañón, pero su utilización en lo diario está mucho más limitada.
El 2.0 de 192 CV, que se deja ver al levantar un capot que incluye los guardabarros y el contorno de las ópticas, tiene una excelente respuesta, con una potencia muy adecuada para quien gusta del combo familiar sin olvidar las prestaciones, mientras que la respuesta está garantizada por un torque de 280 Nm entre 1250 y 4600 vueltas, lo que habla a las claras de la practicidad de uso.
La caja es una automática de doble embargue y siete marchas que se lleva de maravillas con este propulsor. Además, ofrece la posibilidad del manejo manual gracias a la selectora o a unas enormes levas que parecen sacadas del mundo de la competición.
En prestaciones, el motor del Mini demuestra su poder, superando al THP de 155 CV del DS 3 Crossback (ver prueba), por ejemplo. Acelera en 8,1 segundos (medio segundo más rápido) y recupera en 5,9 (casi un segundo menos).
En consumo, es un litro más glotón, con algo más de 6 litros en ruta, poco más de 8 en autopistas y 10,7 en ciudad, su registro más elevado comparativamente hablando.
COMPORTAMIENTO
De tantos años ofreciendo un solo producto, Mini está asociada a ese karting fashion que es su producto estrella. Un vehículo que enamora por diseño y maniobrabilidad, pero que siempre fue un tanto tosco en ciudad.
Este SUV, además de una carrocería más abultada, también incorpora una mayor dosis de confort en búsqueda de un público más familiar, aunque eso no quita que el Countryman sea de los vehículos de su clase más capaces en curvas, con un comportamiento cercano al de una berlina deportiva.
Las suspensiones (utiliza un esquema independiente atrás) tiene un ajuste durito para garantizar un desempeño divertido a quien le guste llevarlo corto de riendas. Lo mismo pasa con la dirección, que se siente pesada (en el buen sentido) cuando la velocidad y el trazado exigen precisión.
En la ciudad no es incómodo. Tenés que estar atento a los empedrados y algunos pozos, dónde se lo siente duro, pero no seco, más que nada por el caucho utilizado en las run flat que por la dureza de los resortes. Y por la altura, no toca en casi ningún lado, incluso en algunas incursiones en la tierra.
SEGURIDAD
Como en otros importados, la dotación de seguridad viene detrás de lo que ofrecen varios Mercosur, aunque tampoco llega pelado cómo era años atrás.
Con seis airbags y ESP, este Countryman ofrece frenado autónomo y alerta de cambio de carril, pero este sistema no modifica la dirección y tampoco hay control crucero adaptativo o alerta de punto ciego y de tráfico cruzado. Es menos que lo que trae el más equipado de los DS 3 Crossback, pero lo bueno es que ya sumó algunas ayudas.
Las luces full led iluminan muy bien y los frenos mostraron cifras elogiosas, con poco más de 38 metros para detenerse a 0 desde 100 km/h.
Y en las pruebas de EuroNCAP también consiguió excelentes resultados, con las 5 estrellas y buenos porcentajes de protección.
PRECIO/COMPETENCIA
Como esperabas, el Mini Countryman es caro, incluso entre sus competidores, aunque es cierto que ofrece un motor más potente y un comportamiento más radical que el de sus rivales (el Q2 de 190 CV no está disponible por el momento).
Esta versión intermedia se ofrece a 67.900 dólares, bastante más que los 55.600 que exige Audi por el Q2 TFSI de 150 CV y los 52.300 o 56.300 que DS pide por las dos versiones (siempre con el THP de 155 CV) del 3 Crossback. Hyundai hace rato no publica el precio del Kona.
Las otras versiones del Countryman cuestan 54.900 dólares (similar a los mencionados contendientes, pero con 136 CV) y 90.900 (la de 306 CV con tracción integral).
Lo cierto es que si buscás un SUV compacto con este nivel de potencia, equipamiento, calidad y comportamiento, vas a tener que morir sí o sí en un extrazona (el Renegade de 175 CV está pronto a salir al mercado argentino, veremos a qué precio), y esa diferencia se paga cara.
Lo bueno es que por fuera, por dentro, al acelerarlo y al doblar, vas a notar muy claramente ese plus (incluso ante sus rivales directos). Si se justifica o no es algo que solo sabe tu billetera.
Lo Bueno
Comportamiento deportivo
Prestaciones
Diseño atractivo
Calidad interior
Modularidad posterior
Lo Malo
Algunos faltantes
Sin auxilio
Consumo en ciudad
Precio elevado
Tablero mejorable
FICHA TECNICA
Motor
Naftero, 4 cilindros, 16 válvulas
Cilindrada: 1.998 cm3
Alimentación: Turbo nafta
Potencia: 192 CV entre 5000 y 6000 rpm
Torque: 280 Nm entre 1350 y 4600 rpm
Transimisión
Caja: Automática de doble embrague y siete marchas
Tracción: Delantera
Frenos: Disco ventilado/Disco
Tren de Rodaje
Suspensiones: McPherson/Multilink
Dirección: Eléctrica
Neumáticos: 235/50 x 18″
Dimensiones y Capacidades
Largo/Ancho/Alto: 4,297/1,822/1,559 mm
Peso: 1430 kg
Baúl: 450 litros
Tanque: 51 litros
EQUIPAMIENTO DE CONFORT
Acceso y arranque sin llave
Climatizador bizona
Estacionamiento asistido
Llantas de aleación
Portón eléctrico
Sensor de lluvia
Tapizado de cuero
Techo corredizo doble
EQUIPAMIENTO DE SEGURIDAD
Airbags frontales, laterales y de cortina
Apoyacabezas (5)
Cinturones inerciales (5)
Control de tracción y estabilidad
Isofix
Encendido automático de luces
Faros antiniebla del/tras.
PRESTACIONES
Aceleraciones
0-100 km/h: 8,1 s.
0-400 metros: 16,0 s.
0-1000 metros: 28,9 s.
Recuperaciones
80-120 km/h en D: 5,9 s.
Frenada
100-0 km/h: 38,3 mts.
140-0 km/h: 69,2 mts.
Consumos
100 km/h: 6,4 litros/100 km.
130 km/h: 8,2 litros/100 km.
Urbano: 10,7 litros/100 km.
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