Fue presentado en 1970, llevaba un motor V12 y no superaba el metro de alto. Una obra de arte que se ve futurista hasta el día de hoy.
A mediados de la década del 60, la carrocería en forma de cuña comenzó a popularizarse. Innumerables deportivos se plegaron a esa corriente, muchos en forma de prototipo, aunque varios pasaron a la producción.
Marcas afincadas en Italia como De Tomaso, Lamborghini, Maserati, Lancia y Alfa Romeo lo utilizaron mucho, pero la moda se extendió a todo el mundo: Isuzu, Chevrolet, Mercedes, Pontiac, Toyota, Ford, Mazda, Nissan, Lotus y varias más siguieron el estilo.
Se dice que Enzo Ferrari estaba como loco al ver la nueva tendencia que seguían Lamborghini y Lancia y encomendó una creación similar. Así nació el Modulo, cuando el estudio Pininfarina presentó en el Salón de Ginebra de ese año el trabajo de Paolo Martin, un diseñador de tan solo 27 años.
El Ferrari Modulo respetaba la trompa filosa, pero agregaba detalles muy particulares, como la única puerta que se desplazaba hacia adelante (junto con el techo y el parabrisas) gracias a unas guías que surcaban el falso capot, ya que el motor estaba dispuesto atrás y cubierto con una tapa que mostraba 24 agujeros.
Las ruedas iban casi totalmente carenadas y “atravesaban” la carrocería de tan solo 94 cm de alto. El Modulo medía 4,48 metros de largo, 2,05 de ancho y 2,40 entre ejes. La relación de dos veces el ancho por el alto le daba un aspecto casi de plato volador.
El Modulo mostrado en Ginebra era negro, pero luego fue pintado de blanco y expuesto en Turín y Osaka, ese mismo año. Las luces principales eran escamoteables y las secundarias se unían con las traseras con un filete que recorría todo el lateral, debajo de las enormes ventanillas.
Basado en la Ferrari 512S, llevaba un motor V12 de 5.0 litros con 550 CV, caja manual de cinco marchas y tracción posterior. Pesaba tan solo 900 kilos, con lo cual ofrecía muy buenas prestaciones.
El interior también era futurista y casi despojado de elementos. Solo dos asientos, unos pocos indicadores frente al pasajero, la clásica selectora con casilleros (no sabemos por qué fue realizado con volante a la derecha) y unas extrañas esferas para comandar las principales funciones que anticiparon lo visto en muchas películas de ciencia ficción.
Nunca se pensó como una previa a un modelo de producción. Adelantaba soluciones (muy pocas) que la marca adoptó en sus modelos, pero sobre todo puso a Ferrari en el centro del diseño mundial, tal como quería Don Enzo.
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Sergio
18 enero, 2022, 12:41 pmExcelente nota.
Que bicho raro y muchisimo mas para la epoca. Parece el auto de la Pantera Rosa, je
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