Agobiada por las emisiones contaminantes que provoca, la industria automotriz encaró desde hace unos años la transformación hacia el auto eléctrico.

En los países del primer mundo, gobiernos, instituciones, inversores y hasta las propias terminales van acelerando este proceso, poniendo fechas de caducidad al motor de combustión que, para una industria como la automotriz, supone una transformación nunca antes vista,

Sin embargo, cada vez son más las voces críticas ante este proceso. A la de Aiko Toyoda (ver más) se suma ahora Carlos Tavares, el CEO de Stellantis, uno de los grupos automotrices más fuertes de mundo.

El portugués señaló en un encuentro realizado por la cadena noticiosa Reuters que la presión externa sobre los fabricantes de automóviles para acelerar el cambio a vehículos eléctricos provoca grandes amenazas al proceso de producción.

Tavares aseguró que los puestos de trabajo y la calidad de los vehículos están en riesgo, ya que los productores deben gestionar costos de producción que están “más allá de los límites” de lo que la industria automotriz puede soportar.

“Lo que se ha decidido es imponer a la industria automotriz una electrificación que trae un 50 por ciento de costos adicionales frente a un vehículo convencional”, dijo el directivo.

Y adelantó que “no hay forma de que podamos transferir ese 50 por ciento al consumidor final, porque la mayor parte de la clase media no lo podrá pagar”.