Junto con otros ingenieros de renombre, Ben Scott-Geddes, que estuvo involucrado en el desarrollo de los McLaren F1 y Ferrari SF90, ideó un vehículo que pudiera circular en terrenos hostiles (como la Antártida o el Artico).

Uno de los mayores desafíos fue la autonomía, debido a la prácticamente nula posiblidad de encontrar por esos lares una estación de recarga.

La cifra pactada fue de unos 4.000 km, pero finalmente el Pioneer que está rodando en pruebas de rendimiento es capaz de alcanzar los 7.000 km sin repostar.

Eso se logró con la combinación de dos motores  eléctricos (uno por eje) con otro motor a combustión que no está encargado de mover las ruedas, si no de recargar las baterías.

Debido a las extremas condiciones en las que debe circular, estas baterias son más resistentes que las que se utilizan en los modelos de calle.

El motor diesel es el mismo que llevaba el Smart, un 0.8 litros de 95 CV que puede ser alimentado a biodiesel.

El consumo está en torno a los 5/100 km, que gracias a unos tanques especiales de largo alcance y la posiblidad de circular hasta 80 km en modo eléctrico garantizan los 7.000 km de autonomía.

Fering no informó la potencia del Pioneer, pero el torque es de 600 Nm y la velocidad máxima, de 130 km/h. Además es capaz de vadear hasta profundidades de 1,40 metros.

Otro desafío fue el peso. Se llegó a solo 1.500 kilos gracias a un chasis de aluminio cubierto por una carrocería de tela. Está es similar a las de las botas de montaña: no se abolla, es fácil de reparar y aisla mejor que el metal.

El Pioneer mide 4,80 metros de largo, 2,01 de ancho y 1,96 de alto. Las enormes llantas de camión se eligieron porque “se encuentran desde Bolivia a Borneo”.

Fering quiere producir 150 a 200 unidades a partir del año próximo, con un precio cercano a los 200.000 dólares (dejando el render de cómo quedaría el modelo definitivo).