Tank es una línea de productos que nació bajo el ala de Wey, una de las tantas marcas de Great Wall. Pero gracias a su éxito, ahora es una marca independiente, que ya cuenta con cinco modelos en el catálogo.

El más famoso es el 300, con una clara inspiración Bronco. También hay un 800, similar a un Rolls Royce Culinan y otros dos de aspecto rústico (400 y 700), pero hoy vamos a hablar del 500, que sin tanta cercanía en lo visual, sale a la cancha para pelear en el segmento del Toyota Land Cruiser.

El 500 se apega a lo clásico en cuanto a diseño: una imponente parrilla cromada, mucha altura y un portón vertical que lleva la rueda de repuesto. A diferencia de otras propuestas, las llantas no son tan bestiales en cuanto a tamaño.

Por supuesto, en ese nicho de mercado hay muchos más exponentes, pero cada vez son más los que se pasan al chasis monocasco (hasta el Land Rover Defender claudicó). El 500 recurre a un chasis de largueros, como el mencionado modelo de Toyota, el Jeep Wrangler, el Ford Bronco o el Mercedes Clase G.

Como buen todo terreno, también tiene doble tracción permanente y bloqueo de diferenciales delantero y trasero. Cuenta con un buen despeje y la posibilidad de vadear hasta 80 cm.

El motor es un V6 naftero de 3.0 litros unido a un eléctrico que le otorga hibridización ligera. La potencia es de 353 CV y el torque llega a 500 Nm, aunque con la ayuda del motor secundario lo eleva a 550 por momentos.

Como el Land Cruiser, ofrece siete plazas en tres filas y mucho lujo en el interior, con una pantalla táctil de 15″, tablero digital, diferentes materiales y algún guiño retro con el reloj analógico en el centro de la consola.