Era el 9-4X, un SUV basado en una plataforma de General Motors. A fin de 2011 se declaró en bancarrota y luego vendió unos pocos 9-3.
La marca sueca Saab desapareció hace cinco años, cuando la automotriz NEVS, que había comprado sus derechos en 2012, decidió dejar de utilizar ese nombre tras otros cinco convulsionados años.
Los problemas empezaron a mediados de los ochenta, cuando Saab pasaba por un gran momento, con récord de ventas impulsadas por el éxito en Estados Unidos, aunque la empresa registraba pérdidas.
A comienzos de los noventa, General Motors se hizo con la mitad de la empresa, pero los números siguieron le siguieron dando la espalda, algo que no cambió cuando el gigante americano tomó el control de la empresa, junto con la llegada del nuevo milenio.
La situación tenía similitudes con la de Opel, la otra automotriz europea de General Motors, con la cual Saab compartió muchos componentes. Como la alemana, la sueca era una marca valorada por los clientes, pero no conseguía buenos resultados.
En 2008, antes de su bancarrota (ver más), General Motors puso en venta Saab, algo que concretó recién en 2010. La compradora fue la neerlandesa Spyker, pero los problemas no se detuvieron.
Ese año, Spyker activó la producción de la segunda generación del 9-5, en Suecia, y anunció que fabricaría el SUV 9-4X, que General Motors había mostrado como prototipo en 2008.
La producción del SUV, que sería el último modelo nuevo de Saab, se inició en 2011 en una planta mexicana de General Motors. La versión destinada a Estados Unidos se presentó en julio, mientras que en agosto llegó la versión europea.
Pero en diciembre, agobiada por las deudas y la imposibilidad de vender los activos a un conglomerado chino (algo a lo que se opuso GM, aun dueña de las licencias de los modelos), Saab se declaró en quiebra. Spyker apenas produjo unos 11.000 9-5 y menos de 1.000 9-4X en ese par de caóticos años.
Cuando NEVS se hizo cargo de la marca, reactivó la producción del 9-3, el modelo nacido en 2003. Nuevamente fueron apenas un puñado de unidades. En 2016, la empresa decidió no utilizar más la marca y así archivó un nombre que se asoció a la innovación por casi 70 años.
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