La historia de cómo Cocho López trajo los Tavria a la Argentina

La historia de cómo Cocho López trajo los Tavria a la Argentina

En los años noventa, “Cocho” importó un económico modelo ucraniano, que primero trajo de Panamá. El mismo te cuenta cómo y por qué.

Osvaldo Abel López, más conocido por todos como “Cocho”, es ante todo un corredor de autos. Así se define él: “corrí 40 años todos los domingos, debe ser un Record Guiness”.

En su vida hubo (y sigue habiendo) mucho espacio para otras facetas. Varios recordarán incluso sus apariciones televisivas en Mesa de Noticias o en Brigada Z. De hecho, Cocho actualmente conduce el programa Autos x TV.

Pero a comienzos de los 90, también fue uno de los responsables de la llegada a la Argentina de una extraña marca ucraniana. Por esa época, fueron varias las automotrices con origen en las antiguas repúblicas controladas por el régimen soviétivo (Aleko, Aro, Dacia, FSO, Olcit o Lada, por ejemplo) que llegaron a nuestro mercado (ver algunos ejemplos de esa industria).

“Encontramos en un viaje que hicimos a Panamá unos autos llamados Tavria, de la automotriz Zaz. Era un poquito más grande que un 147 y un algo más chico que un Gol, pero con esa puerta trasera inclinada”, recuerda Cocho.

“Los importaba un tipo que se llamaba Rodin, que tenía unos 500 autos sin vender en el puerto. Llegamos a un precio, conseguí el barco, me presenté en la Secretaría de Industria con la representación que me consiguió el propio Rodin y así comenzó la importación, aclara Cocho.

En noviembre de 1992, el Tavria 1100 (debía su nombre “criollo” al motor de esa cilindrada y 53 CV) valía 8.432 pesos en el mercado argentino, solo por encima del Fiat Spazio T, que costaba 8.038 pesos.

“Yo no entendía nada de ventas de autos, pero con un socio vendimos bastante bien esos 500 autos, aunque algunos reventas no quedaron debiendo”, reconoce el ex campeón de TC2000.

Tras esa experiencia, Cocho se quedó sin unidades, porque Rodin ya tenía decidido que no iba a comprar más. Pero con la llegada del Tavria a la Argentina, aparecieron por la agencia de Cocho varios dirigentes de la recientemente independizada Ucrania, que a inicios de 1992 ya habían estrechado relaciones diplomáticas con nuestro país.

Pese a los contactos, Cocho recuerda que no podía comunicarse directamente con la fábrica. “No había forma de llamar por teléfono, así que me tomé un avión, sin mi socio, y me fui para allá, aunque no tenía idea de cómo iba a llegar”.

Suena así, pero no era una idea tan descabellada, porque un año antes, con otro socio, Cocho fue a Rusia a buscar nuevos mercados para otras empresas. La diferencia es que esta vez se mandó solo. “Lo único que llevé fue una una carta de recomendación de Menem y un par de revistas Gente y Siete Días, en las que me habían hecho reportajes”. Ah, y un contacto en Kiev que le consiguió un periodista ucraniano en la Argentina.

Ese contacto en la capital ucraniana, tras un vuelo con escalas en Frankfurt y Berlín, era “una mujer alta, grandota con un cartel que me parecía que decía López, rememora Cocho. “Hablaba un poco de inglés, pero no tenía ni idea de lo de la fábrica”.

Cocho se quedó tres días en la casa de su anfitriona, hasta que ella consiguió cómo ir hasta Zaporiyia (donde Zaz producía los autos) porque no había vuelos, ya que los rusos se habían quedado con el combustible de los aviones comerciales de Ucrania. La solución fue tomar un tren, junto a esa señora, que tardó unas nueve horas en realizar los casi 500 km que separan a ambas ciudades.

Al llegar a Zaporiyia, la mujer lo contactó con otra, que no hablaba una palabra de inglés, para ir hasta la fábrica. “Cuando regreses a Kiev yo te voy a estar esperando”, le dijo. Tomaron un taxi y cuando llegaron, la segunda mujer lo despidió. Cocho se encontró solo ante el portón de la planta, un frío mediodía a 13.000 km de Buenos Aires.

“Me mandé a la portería, hasta que engancharon a uno que hablaba inglés. Yo le dije que venía de Argentina y me miraban como si hubiera llegado un marciano”. Tras unas cuatro horas y un desfile de ejecutivos que no entendían muy bien qué hacía esa persona en el lobby, consiguió contarles su historia y por qué deseaba llevar otra partida de los Tavria a nuestro país.

Tras ese primer encuentro, Cocho volvió a Kiev, pero esta vez en un avión que le consiguieron los directivos de Zaz, quienes le prometieron contactarse para continuar la negociación, pero por telex, el único medio de comunicación que tenían con la Argentina. La vuelta fue más corta y placentera, aunque el Foker F28 estaba lleno de gente parada, como un colectivo. Uno me dejó sentarme, pero al final de la pista, abrieron la puerta y subieron dos más”, comenta aun sorprendido Cocho.

“Cuando volví a la Argentina, mi socio todavía no me creía. Pero a los dos meses me llegó un telegrama por el telex de los ucranianos en el que me invitaban nuevamente a la fábrica para hacer negocios”, comenta Cocho. “Así comenzamos la importación, no sin antes acordar con la mafia que controlaba el puerto de Odesa”.

La relación comercial le abrió puertas impensadas a Cocho. “La diplomacia ucraniana se enteró y me pidieron si les podía ayudar a instalar la embajada en Buenos Aires, tanto que pusimos la primera bandera de Ucrania en la Argentina junto al embajador”.

La historia de Cocho y los Tavria terminó unos años más tarde. “Con la importación nos fue bien e incluso vendimos algunas pick up y cabrios que hacían en Grecia, pero tuvimos bastantes problemas con los bancos que aportaban los créditos”. 

Incluso el deporte que tanto ama Cocho López, esta vez sin ponerse al volante, se mezcló con la historia de los Tavria en la Argentina. “Llegamos a vender en Uruguay y Paraguay con algunos representantes. Gracias a eso tuvimos un equipo en el Rally de la Argentina de 1993 con unos paraguayos que ya habían corrido con la marca”. No le fue nada mal, uno llegó y terminó en el puesto 29 de la general.

El Zaz Tavria (acá el modelo se transformó en marca) saliendo de la planta de Zaporiyia.

Fernando Miranda probando el Tavria 1100 para la revista Road Test.

El espartano interior, en la edición 38 de diciembre de 1993 de la que hoy es Auto Test.

Uno de los Tavria del equipo de Cocho Lopez en el Rally de la Argentina de 1993 (foto gentileza Cocho López).

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6 Comments

  • sebas
    30 abril, 2020, 10:22 am

    Muy linda nota…y de como se pueden conseguir cosas…

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  • luis
    30 abril, 2020, 4:05 pm

    Lamentablemente, son habituales los importadores (y otros empresarios) golondrina, sobre los problemas de calidad del auto, se empezaron a sumar los de provisión de repuestos, creo que ya hace varios años que no veo uno de estos aparatejos

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  • Ricardo
    24 mayo, 2020, 12:41 pm

    Sr. Ud esta mal informado el auto fue importado con mucho respeto para con los usuarios.Hasta el dua de hoy hay repuestos y los vende Alberto Starna en la zona de warnes.La empreza importadora fabrico en el pais muchas autopartes para proveer a los usuarios como Pastillas de Freno (Litton)Embragues y bombas de agua (CHIAVETTO) juntas e motor Filgar. Pistones .discos de freno.Radiadores.Todos los Vidrios incluso Parabrizas (Lamtec) vidrios de Faros.Aros de motor.Correas. ext
    Y puso a un Ingeniero a ubicar piezas homologas compatibles con el modelo.Y hasta el dia de Hoy hay repuestos
    El importador no fue una empreza golondrina lo hizo con mucha responzabilidad y respeto por los usuarios.Atte Ricardo Pereyra

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    • Gerardo@Ricardo
      7 noviembre, 2020, 4:46 am

      Tiene MUCHA RAZON yo tuve un Tavria mod 1993 color rojo.Todos los.respuestos se.consiguen en lo.de Starna en Warnes.Y la mayoria de repuestos fiat son compatibles.La gente le.hizo muy mala fama(como el Ordinario de Alfredo Caceros q dijo q era un auto ordinario,como.si fuera q sus programas y su boca fueran una fuente de sabiduria y cultura!!)Fueron autos economicos y fiables.Son INCREIBLEMENTE COMODOS y faciles de manejar.Son muy "Blanditos"de suspencion x eso son comodos aunque rolan mucho.Fuemuy linda experiencia tener ese Auto

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  • Agatho Zagato
    15 julio, 2020, 2:27 am

    El humorista Alfredo Casero, (mejor conocido como "el gordo casero" aunque los años y enfermedades lo adelgazaron) Tuvo un TAVRIA como primer auto. Directamente su primer auto fue un 0KM sí, pero un TAVRIA de los que vendía Cocho López. Dice que era terriblemente ordinario. Acerca del auto Yo digo que le erraron con el nombre, y tampoco hay que decir que era Ruso ni nada que se parezca. No podía llamarse ZAZ, porque recuerda a ZAS que es una expresión de dar un golpe o de mala suerte. Pero TAVRIA!!! Suena a "Tas Ebrio" o sea Estás Borracho". Cocho López fue Tenaz para poder seguir importando y abriendo puertas en la ex unión soviética Pero Debió usar mejor la cabeza para vender el auto. Yo le hubiera puesto "COCHO"

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  • Tu Nombre *
    3 marzo, 2022, 12:12 am

    Es mentira, la verdad es que el negocio lo trajo el Sr. Basi en el año 92, Cocho y Pereyra, ambos accionistas de Pemelo SA (libertador 1912 ) (pe de Pereyra, me de Mendoza y lo de Lopez) se interesaron en el tema y se asociaron con el Se Basi
    Los primeros autos los trajeron de Panamá y se los compraron a motores internacionales.
    El valor fob era de 3000 pesos/dólar y el precio al público era de 10432 más IVA

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