Como se suponía, los grupos PSA y FCA alcanzaron el acuerdo que conforma una nueva empresa que aun no tiene nombre, pero que englobará a ambas compañías.

Pese a la cantidad de propuestas que abarcan todas las marcas del nuevo grupo, la fusión se centrará en dos plataformas, una para autos chicos y otra de medianos, con los que atacarán dos tercios del mercado.

Con la fuerza de FCA en toda América y PSA en Europa, el grupo buscará “soluciones de movilidad innovadoras, tecnologías de vanguardia, nuevas energías, conducción autónoma y conectividad”.

La nueva empresa será la cuarta si se toma la producción mundial de vehículos (detrás de Toyota, Volkswagen y Renault-Nissan) y la tercera por ingresos.

Se estima que con la fusión no habrá cierres de fábricas. El ahorro se hará compartiendo plataformas. La nueva empresa tendrá sede en Países Bajos y tendrá como presidente a John Elkan (presidente de FCA) y como CEO a Carlos Tavares (presidente del consejo de PSA).

La nueva compañía será el paraguas para las automotrices Alfa Romeo, Chrysler, Citroën, Dodge, DS, Fiat, Jeep, Lancia, Maserati, Opel, Peugeot y Ram, entre otras.

El reparto fue hecho al 50 por ciento, incluyendo el traspaso de acciones de algunas empresas para que cada uno de los grupos mantuviera el porcentaje en activos. La que salió perdiendo fue Dongfeng, la empresa china que resignó un 4,5 por ciento de participación en PSA para que la nueva compañía no tenga problemas de autorización en Estados Unidos.

Igualmente, el proceso de fusión llevará de 12 a 15 meses más debido a regulaciones en varios mercados, como los procesos de antimonopolio vigentes en los países donde tendrá actividad la nueva empresa.