La nueva generación de este sorprendente SUV se basa en el clásico modelo de Jeep. Motor infernal y una serie de accesorios para ir a la guerra.
Rezvani es un fabricante norteamericano de autos deportivos que desde 2017 ha ingresado al mundo de los SUV de una particular manera.
Con el primer Tank, basado en la anterior generación del Wrangler (la que todavía se ofrece en la Argentina), dejó en claro que el diseño al estilo de un Hummer anabolizado era solo el comienzo
La nueva generación (que toma la base del último Wrangler) gana refinamiento (si es posible decir eso del diseño), puertas traseras de apertura suicida, más potencia, amortiguadores Fox (como los de la Ranger Raptor) y nuevos gadgets de seguridad.
El Tank mide 4,98 metros de largo, 2,13 de ancho y 2,10 de alto y en la gama se encuentran varios motores de la familia de Fiat Chrysler. Hay un V6 3.6 de 285 CV, un diesel V6 3.0, y un V8 6.4 de 500, que puede elevar la potencia a 707 caballos (como el Challenger SRT) o a más de 1.000, como en este último Tank.
El interior es apenas un Wrangler con mejores acabados y algunos elementos nuevos como tapizados o logos, pero lo que más sorprende es la lista de posibles equipamientos que puede solicitar el comprador.
Además de neumáticos que no se pinchan y blindaje de puertas y vidrios, hay disponible una cámara termográfica de visión nocturna, máscaras de gas, luces estroboscópicas, cortina de humo, manijas electrificadas y hasta protección contra ataques con pulsos electromagnéticos.
Quien quiera la versión más potente aunque con equipamiento estándar deberá pagar 35.000 dólares y esperar unas 12 semanas a que la empresa lo construya. El valor final es de 349.000 dólares.
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