Fuimos a Brasil a conocer y manejar por primera vez el Basalt, tercer integrante de la familia de compactos de Citroën. Primeras impresiones.
Por Martin Simacourbe
Fotos: Prensa Citroën
Y llegó por fin la tercera y última parte del proyecto C-Cubo anunciado por Citroën de la mano de Stellantis: el Basalt, que se apoya en la misma plataforma del resto de la familia, pero que se distingue por un remate de cola que la marca utilizó muchas veces en su historia.
Para nosotros es el primero de Citroën en esta franja de precios, porque en Europa hubo un Ami 8 con alguna semejanza (ver más), que finalmente no llegó a la Argentina. El formato fastback es una silueta casi habitual en los modelos del doble chevron, como los GS, CX o el más reciente C4 europeo, solo por nombrar algunos.
Pero el Basalt no es solo diseño. Como sus hermanos, hará del precio una de sus banderas más representativas. De hecho, aun sin saber que valores tendrá exactamente, sabemos se ubicará por debajo de Fastback y Nivus, pese a que en tamaño esté justo entre ellos (mide 4,35 de largo).
Aun con ese posicionamiento económico, el Basalt aparece como el más tentador para el comprador clásico de la marca, acostumbrado a ver siempre alguna innovación, a ser tentado por algo diferente, algo que no ocurrió con el nuevo C3 convencional y tampoco por el C3 Aircross (más allá de la novedad de la tercera fila de asientos).
Se sabe: estos nuevos modelos fueron creados con la intención de conquistar nuevos clientes, más que con la de fidelizar a los que ya se tenían, porque pese al relativo éxito de Citroën en nuestro mercado, en Brasil (donde realmente se cocinan las inversiones) la cosa no venía nada bien para la marca francesa.
Volvamos al diseño: hasta el patente central, es idéntico a sus hermanos. Luego aparece esa luneta tendida (al igual que el Fiat Fastback, carece de un brazo limpiador) que debajo ofrece un baúl importante, de 490 litros.
Y una idea que me venía robando en la cabeza, también se hizo presente en quienes explicaron qué es el nuevo Basalt dentro de la gama: un reemplazo de los sedanes, que vienen de capa caída en la preferencia de los clientes.
Aunque los rivales directos sean los mencionados de Fiat y VW, estimo que por el precio (en la gama habrá tres versiones) muchos compradores que tenían planeada la compra de un Onix Plus, Cronos, Versa, Logan, Yaris o Virtus verán con buenos ojos no perder capacidad de baúl y subirse a una silueta mucho más atractiva.
Para el conductor todo es igual al resto de la familia. Mucha simpleza, calidad justa y buen encastre de los plásticos. En el Basalt debutan la llave navaja y el climatizador que ya están disponibles en el C3 Aircross Shine y seguramente lleguen al C3 turbo que también se estrena en el verano.
Como sus compañeros, sigue tendiendo cosas básicas, como los comandos de levantavidrios traseros fuera de las puertas o cuatro airbags (en toda la gama) cosas que el modelo indio (sí, también se produce allí) ya mejoró.
Atrás el espacio es bueno porque pese a la caída del techo, las bisagras del portón están elevadas (ver debajo) y las puertas son altas, producto de una carrocería de buena altura de por sí. Es otro punto en el que no le da miedo enfrentarse a los sedanes compactos.
En lo dinámico tampoco hay diferencias y las primeras sensaciones son idénticas a las que contamos en nuestro test del C3 Aircross turbo (ver más), con el confort de marcha como faro.
Me volvió a sorprender cómo filtra las irregularidades del piso (incluso tuvimos un tramo de tierra seca en el test paulista) y la de todo tipo de asfaltos, tanto por suspensiones como por acústica, algo que no repite con el viento a velocidades elevadas.
La posición de manejo es elevada, lo mismo que la butaca del acompañante, y los pocos comandos disponibles quedan a mano. La versión que manejamos fue la Shine tope de gama, la única con el T200 (de 120 CV y 220 Nm) y la caja CVT (hay dos más con el 1.6 y caja manual).
El 1.0 responde con acierto (algo más rumoroso que en otros 3 cilindros del grupo) y le sobra paño para un cliente familiar. Para un corte más deportivo, las limitaciones vienen más por el lado del ajuste de las suspensiones y la dirección, aunque tampoco lo castigamos lo suficiente como para dar un veredicto.
La fecha de llegada anunciada es el verano que se aproxima, cuando se revelarán los precios (gama y equipamiento los podés ver acá). Los directivos no adelantaron nada oficial, pero en off sugirieron que podría estar tranquilamente por debajo del Aircross.
Si es así, y como dije antes, será una buena alternativa a los muchos sedanes que hay en el mercado. Si no, habrá que ver si los clientes valoran poner un poco más con tal de subirse a una silueta que homenajea a todas esas veces que Citroën quiso diferenciarse del resto.
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