Tiene dimensiones similares a un familiar de gran tamaño, algo que Renault ya no ofrece en el mercado. Puede alimentarse a hidrógeno.
Aunque la Mégane Estate sobrevive en algunos mercados, la historia de Renault con las familiares parecía sepultado. Sin embargo, el prototipo pensado para el próximo Salón de París recupera esta mítica silueta, con un toque deportivo al estilo shooting brake.
El Embleme mide 4,80 metros de largo, 1,52 de ancho y 2,90 entre ejes (no hay dato de la altura). Lo último de Renault en este segmento fue la familiar del Talisman, dada de baja en 2020.
El estilo es bien musculoso, con un capot elevado, grandes ruedas y una cola baja. Una de las novedades es el diseño de los faros diurnos delanteros y las luces traseras, que simulan un rombo al encenderse.
Nada dijo la marca acerca de un futuro modelo de estas características ni mostró el interior. Tampoco hay referencias al pasado, aunque la forma de la “nariz” que sostiene al logo tiene algo de los primeros Mégane y Laguna.
La motorización es eléctrica, con 218 CV, pero su funcionamiento no solo depende de las baterías. Además de este sistema, también ofrece una pila de combustible de hidrógeno, elevando la autonomía a una cifra que no fue revelada.
Sin embargo, la marca aseguró que un viaje entre París y Marsella (de 770 km), el 75% de la electricidad necesaria es producida únicamente por la pila de combustible.
Esto es parte del reto que Renault le puso al Embleme: tener emisiones desde la producción hasta el desguace, 90% más bajas que un automóvil actual. Para ello también se utilizaron materiales reciclados producidos con energías renovables.
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