Nos subimos al casi único convertible que sobrevive en nuestro mercado. Un capricho para quien quiere divertirse y andar rápido, pero a un precio muy elevado.
Por Martín Simacourbe
Fotos: F.G y M.O.
Tener un descapotable siempre fue algo muy poco común en Argentina. Aun así, hasta hace no tanto, había algunas opciones medianamente accesibles, como el Fiat 500 o el DS3, que si bien no eran cabrios puros (porque mantenían los parantes) permitían disfrutar de un paseo sin techo.
El Mini no es el único sobreviviente, pero quedan realmente muy pocos (los Porsche 718 Boxster y 911 Cabrio) y solo este por debajo de los 100.000 dólares. El Mini no es barato ni por asomo, pero sí el más accesible por lejos.
Esta versión que manejamos forma parte de la tercera generación desde que el modelo es producido por BMW (debutó en 2004 y se renovó en 2009). Nació en 2015 y tuvo rediseños en 2018 y 2021, mostrando sutiles actualizaciones a un diseño que resiste muy bien el paso del tiempo.
Ya hay confirmada una nueva camada para 2025, la cual seguramente sea eléctrica, aunque con la recaída de ventas que están teniendo estas motorizaciones, no habría que descartar una opción tradicional a combustión.
DISEÑO/ESTILO
Decía que este Mini tiene casi una década a cuestas. Pero como sucede con varios de estos “retro diseños”, el tiempo no parece afectarlos.
De hecho, de generación en generación, tampoco ha habido tantos cambios, lo que genera una identificación con una silueta que debutó allá por 1993, cuando Rover ofreció por primera vez una versión sin techo del Mini original de 1959.
Esta última versión muestra la parrilla “barba candado” y perdió los antiniebla, reemplazados por los faros full led con la clásica forma circular. Atrás mantiene las encantadoras luces que emulan la bandera británica y la doble salida de escape central, en tanto las llantas son bastante clásicas, en medida de 17″.
Pese a que no es novedad, verlo pasar sigue siendo una atracción para las miradas, algo que se multiplica al circular con el techo replegado. Y el verde inglés de la unidad de prueba, algo cada vez menos común en nuestro mercado (ver más), eleva aún más la seducción.
En tamaño, es igual a la versión cerrada, con 3,88 metros de largo, 1,73 de ancho y 1,42 de alto, por lo que hacerlo entrar en cualquier hueco es sumamente fácil.
INTERIOR/CONFORT
Adentro hay mucha más modernidad, sobre todo por el tablero digital, que brinda la información justa, aunque no está exento de algunos reflejos, ya que carece de cualquier tipo de visera.
Buena parte de la información está aglutinada en la enorme pantalla táctil central, que aunque sigue la tradición, a mi gusto queda un poco grotesca. Por debajo está la clásica botonera tipo avión, que se repite por encima del espejo, para activar las luces internas y el techo de lona.
El Mini se puede descapotar incluso en marcha y la operación tarda menos de 20 segundos. Eso sí, extrañamente no tiene un sistema “one touch” y hay que estar con el dedo en el botón hasta que termina la operación, una vez que encastró en la cola o, de regreso, en los parantes. La lona también se puede abrir hasta un punto intermedio, como si se tratara de un techo corredizo.
La calidad es un punto fuerte, con buenos materiales y mejores encastres. Una prueba de ello es que la unidad tenía unos cuantos km y no mostró desgaste, pese a que las carrocerías cabrio suelen ser muy susceptibles a las torsiones y a que el Mini ya de por sí es bastante duro de suspensiones.
La selectora queda a mano (tiene una levas muy generosas para el manejo secuencial) y el volante un grip generoso, que anticipa el manejo deportivo que ofrece este Mini. Lo que no sobran son espacios para dejar las cosas de todos los días, ya que entre los asientos se mantienen los comandos para manejar la pantalla.
La posición de manejo también es deportiva. Se puede ir bastante bajo y el tablero regula en forma solidaria con la columna de dirección. Atrás, hay espacio para dos pasajeros, pero ni el más menudito de tus hijos podrá viajar con comodidad.
Lo mismo vale para el baúl, de apenas 215 litros. Si se quiere llevar algo más voluminoso, se puede abatir el asiento posterior en mitades, pero el acceso (con una tapa que abre hacia abajo) también es muy reducido. No le busques un auxilio: como muchos be-eme, el Mini utiliza los neumáticos Run Flat.
El equipamiento es bastante completo, pero tiene algunas ausencias, sobre todo sabiendo lo que hay que pagar para disfrutarlo. No hay butaca eléctrica o cargador de celular, en tanto el espejamiento de celulares solo funciona con teléfonos de Apple (el Mini me recordó que estoy en situación de Android).
MOTOR/PRESTACIONES
El motor es un viejo conocido de BMW y la gama Mini: el 2.0 twin turbo que en este caso desarrolla 192 CV y 280 Nm. Lo acompaña una caja automática de doble embrague y siete marchas y la tracción delantera.
Además de la potencia específica, el torque está disponible en un rango muy amplio, lo que facilita llevarlo con docilidad en lo diario y tener paño suficiente para divertirse. Allí es cuando la caja muestra rapidez para subir o bajar cambios y entregar una alta dosis de deportividad.
Las prestaciones son muy buenas, con casi 8 segundos para llegar a 100 km/h y poco más de 5 para pasar de 80 a 120 km/h. Los consumos son lógicos, con menos de 7 l/100 km en ruta, casi 10 en autopistas y una cifra similar en ciudad, aunque todo depende de lo ágil que vayas.
No hay mucho para comparar en el mercado, incluso con techo, porque un Audi A1 no pasa de los 150 caballos. Un Pulse Abarth sería lo más cercano nominalmente (1.3 turbo de 175 CV), con prestaciones apenas más lentas y un consumo algo más reducido (ver prueba).
COMPORTAMIENTO
Debo reconocer que no me tocaron los mejores días del año para andar en un cabrio. Y no hablo de lluvias, que las tuve, pero pocas. El tema es que soy uno de los más acérrimos fanáticos del “team verano” y la idea de andar sin techo en pleno invierno no me sedujo en lo más mínimo.
Con techo, más allá de algún crujido típico de las carrocerías cabrio, el Mini se disfruta a pleno, por la ya comentada dualidad de uso que propone el combo motor/caja y el ambiente de calidad que rodea al conductor, al que se suma un buen equipo de sonido.
Eso sí, cuando pega el solcito, el Mini te hace sentir más vivo, no hay vueltas. Tampoco soy motoquero, pero uno entiende esa fascinación de sentir el viento en la cara, con los ruidos, los olores… los cinco sentidos se activan, ya sea a 60, 100 o 130 km/h.
Un buen cuello polar, campera finita pero abrigada, guantes si es necesario (al mejor estilo Figueras) y la calefacción de los asientos y el volante fueron suficientes para hacerle frente al clima invernal.
Cuando la velocidad aumenta y los pelos se arremolinan, hay varias soluciones sin resignarse a poner el techo de vuelta: el deflector (prolijamente guardado en el baúl y que se debe anclar en las plazas traseras) ayuda bastante a evitar el torbellino interior, o directamente, llevar las ventanillas elevadas. En el Mini hay un comando específico que sube o baja las cuatro juntas.
El otro tema con el Mini (algo que se hace extensivo a toda la gama) es por dónde andás, porque la suspensión sigue siendo lo suficientemente dura como para sufrir, y mucho, si no circulas por los mejores asfaltos.
En ruta (una buena, no con baches donde podés dejar un neumático y solo podés esperar la grúa), las ondulaciones no son un problema. Ahí el Mini copia bien más allá de lo rígido que es. Encima dobla con mucha autoridad y lo cortito de la distancia entre ejes permite que, con pericia, lo puedas llevar de riendas bien cortas en caminos sinuosos, con una dirección pesada que maximiza esa experiencia.
En la ciudad todo se torna más complicado, porque es inevitable encontrarse con un pozo, una cuneta, una alcantarilla que no está al ras y un sinfín de cosas que en Londres no deben sufrir tanto. Hay que andar con cuatro ojos y aun en ciudades con intendencias más cuidadosas, demuestra que el confort de marcha no su punto más fuerte, en parte gracias a sus neumáticos de perfil bien bajo.
SEGURIDAD
Muy buena dotación en cuanto al equipamiento de seguridad. Ofrece cuatro airbags (imposible montarle los de cortina) y ayudas como frenado autónomo y control crucero adaptativo, que funciona a partir de los 30 km/h y no frena a cero como en sistemas más modernos.
Para la perfección le haría falta el mantenimiento de carril, ya que solo tiene el alerta, pero tampoco es algo tan grave.
Las luces led brindan un impecable funcionamiento y los frenos lo detuvieron en cifras correctas, pero sin brillar (cerca de 41 metros de 100 km/h a 0). En pruebas de choque le fue muy bien (se probó solo la versión cerrada).
PRECIO/COMPETENCIA
Tan chiquito y con un nombre tan largo: el Mini Cabrio Cooper S Classic Confort Plus se ofrece en una única versión en el mercado argentino a un precio de 86.900 dólares, un valor demasiado alto, aun sabiendo todos los impuestos que pagan los importados.
Como dijimos, no hay nada para comparar en el mercado, pero incluso la versión cerrada, con la misma motorización, cuesta 27.000 dólares menos.
Se trata de un capricho tan caro como único, para aquellas billeteras que pueden darse el gusto y que, seguramente, ya tienen otro vehículo en casa. Si pudiera contar con todo eso y elegir cómo y cuándo usarlo, el Mini Cabrio se podría convertir tranquilamente en mi juguete favorito.
Lo Bueno
Diseño atractivo
Exclusividad de la propuesta
Prestaciones
Comportamiento dinámico
Calidad interior
Lo Malo
Confort de marcha
Habitabilidad y baúl
Precio elevado
Sin auxilio
Tanque pequeño
FICHA TECNICA
Motor
4 cilindros, 16 válvulas
Cilindrada: 1.998 cm3
Alimentación: Turbo Nafta
Potencia: 192 CV entre 5.000 y 6.500 rpm
Torque: 280 Nm entre 1.350 y 4.600 rpm
Transimisión
Caja: Automática de doble embrague y siete marchas
Tracción: Delantera
Frenos: Disco ventilado/Disco
Tren de Rodaje
Suspensiones: McPherson/Independiente
Dirección: Eléctrica
Neumáticos: 205/45 x 17″
Dimensiones y Capacidades
Largo/Ancho/Alto: 3,876/1,727/1,415 mm
Peso: 1.400 kilos
Baúl: 215 litros
Tanque: 44 litros
EQUIPAMIENTO DE CONFORT
Acceso y arranque sin llave
Asientos calefaccionados
Butaca regulable en altura
Climatizador automático bizona
Control crucero adaptativo
Llantas de aleación
Pantalla táctil de 9″ con cámara
Sensor de estacionamiento
Sensor de lluvia
Tapizado de cuero
Techo de lona eléctrico
Volante de doble regulación
EQUIPAMIENTO DE SEGURIDAD
Airbags frontales y laterales
Alerta de cambio de carril
Apoyacabezas (4)
Cinturones inerciales (4)
Control de estabilidad
Faros full led
Frenado autónomo
Isofix
PRESTACIONES
Aceleraciones
0-100 km/h: 7,7 s.
0-400 metros: 15,6 s.
0-1000 metros: 28,6 s.
Recuperaciones
80-120 km/h en D: 5,3 s.
Frenada
100-0 km/h: 40,9 mts.
140-0 km/h: 76,3 mts.
Consumos
100 km/h: 6,7 litros/100 km.
130 km/h: 9,9 litros/100 km.
Urbano: 10,1 litros/100 km.
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