Para sorpresa de muchos, el gobierno colombiano decidió dar por terminado el acuerdo comercial automotor que tenían ambos países desde 2017, que permitió el intercambio de hasta 50.000 unidades por año.

Las asimetrías entre ambos países llevó a que Brasil pudiera exportar varios modelos a Colombia y que este apenas enviara un puñado de unidades al mercado más importante de la región.

Gracias a este acuerdo, por ejemplo, el Chevrolet Joy mudó la producción de Sao Caetano a Bogotá en 2022, aunque solo dos años después, la planta colombiana bajó la persiana debido a la crisis de mercado local.

Amparándose en la prevención de nuevos cierres, como el de la histórica planta de Sofasa, que produce modelos de Renault, el gobierno colombiano decidió dar por terminado el acuerdo. La medida también apunta a potenciar la futura producción de vehículos eléctricos.

Según el medio local El Carro Colombiano, no se espera una réplica de esta medida para el acuerdo vigente con Argentina, gracias a que Sofasa y los autopartistas “están exportando con relativo éxito” a nuestro país.

Tras el fin de producción del Joy (ver más), actualmente solo el Renault Duster nos llega de Colombia, aunque todo parece indicar que el regreso del Kwid, en 2025, también nos llegará de la planta de Envigado (foto de apertura).

Ahora, los modelos brasileños que ingresen a Colombia deberán pagar un arancel del 16,1%, algo que golpeará en las exportaciones de ese país, ya que Toyota podría importar el Corolla Cross de Estados Unidos o Jeep el Compass de México, países con los que Colombia no tiene tasas arancelarias.