DISEÑO/ESTILO
Cómo decía, si bien en Europa siempre tuvo un planteo de crossover (y hasta de berlina tradicional con el rediseño de 2018), acá Citroën lo ubicó como su primer SUV compacto (supo compartir espacio con el anterior C3 Aircross).

El diseño perdió personalidad con la actualización, pero también dejó de lado la excentricidad del anterior y eso dejó contento a la mayoría. A mí, personalmente, me resulta atractivo, pese a que ya carga con una década encima.

Esta versión destaca por unas pegatinas en el capot, portón y el pilar C y el acabado negro tanto en la carrocería como en las llantas, que son de nuevo diseño.

INTERIOR/CONFORT
Adentro hay pocas novedades. Hay un calco delante del acompañante (que no queda muy bien que digamos) algún detallecito en naranja, en las butacas y no mucho más.

La calidad está dentro del promedio, con plásticos duros, pero que no generan ruidos molestos, y lo mejor es que mantiene del Shine el práctico cargador inalámbrico, de lo mejor del mercado en cuanto a sujeción y accesibilidad.

El resto es conocido: un tablero monocromático muy mejorable, una buena pantalla táctil y los comandos de siempre, incluido el Grip Control para seleccionar diferentes asistencias a la hora de salir del asfalto.

La posición de manejo es cómoda y atrás hay un espacio digno, aunque el túnel central incomoda la presencia de un tercer pasajero. El baúl ofrece 320 litros, una cifra promedio en este segmento y por debajo aparece un auxilio temporal.

En cuanto al equipamiento, además de lo mencionado, tiene todos los sensores, acceso y arranque sin llave, control crucero, climatizador y cuero, completando un combo bastante interesante, aunque sin techo corredizo.

MOTOR/PRESTACIONES
El C4 Cactus es el último representante regional con el ya veterano THP (que también tienen los franceses C5 Aircross y Peugeot 3008/5008).

Es un motor de larga data, bastante criticado por algunos fallos, pero que a estas alturas sobrevive con mucha más hidalguía, superados los problemas que sufrió con el uso de aceites no recomendados.

Salvando eso, siempre fue una motorización excepcional por su entrega a bajo régimen y el amplio rango de uso, gracias a sus 165 CV y los 240 Nm, cifras solo comparables con las de los 1.3 turbo de Duster y Renegade/Pulse/Fastback.

Las prestaciones así lo delatan, con 8,5 segundos para llegar a 100 km/h y menos de 6 para pasar de 80 a 120 km/h, valores que son los mejores del segmento.

Eso sí, tal cual como sucedía con el 2008 anterior, al pisar fuerte el acelerador, la trompa se eleva por demás, algo que no le quita tracción, pero que causa sorpresa.

La caja, de seis marchas, no muestra tironeos entre cambios, pero no ofrece la respuesta ideal para acompañar la vehemencia del THP, a lo que se suma la falta de levas al volante

Los consumos fueron contenidos para la potencia que ofrece, con menos de 6 l/100 en ruta, menos de 8 en autopistas y casi 10 en ciudad.

COMPORTAMIENTO
Cómo todo Citroën, el C4 Cactus hace gala de un excelente confort de marcha. Realmente se disfruta mucho el día a día, a lo que se suma un buen despegue, neumáticos con buen perfil y la suavidad de la dirección.

En ruta, ese ajuste le juega un poco en contra, ya que muestra inclinaciones y algunas brusquedades cuando entra en juego el control de estabilidad. Igual, tiene poco que envidiarle al resto de un segmento que también pone el foco en ser más confortable que eficiente en lo dinámico.

Donde también saca una sonrisa es en caminos de tierra, nuevamente gracias al despeje generoso y lo bien que copia las irregularidades.

El Grip Control no lo convierte en un 4×4 ni mucho menos, pero ayuda en las pocas circunstancias dónde un tracción delantera, sin esta suerte de diferencial electrónico, no tiene más remedio que tirar la toalla.

SEGURIDAD
El C4 Cactus fue el primero de su clase en ofrecer frenado autónomo (ahora lo tienen casi todos y unos pocos sumaron más ayudas, como carril o crucero), algo que mantiene esta versión basada en el equipamiento Shine.

Completan el combo los seis airbags, una dotación que los nuevos Citroën no tienen ni por asomo (C3 ofrece solo bolsas frontales y el C3 Aircross suma laterales).

Las luces son simples halógenas, pero el alumbrado es correcto y los frenos demostraron su poder con 40 metros para detenerse de 100 km/h a 0.

Por último, Latin NCAP nunca lo probó y sabemos que no lo hará antes del fin de su producción.

PRECIO/COMPETENCIA
Aunque Citroën no ha dado indicios, el C4 Cactus parece tener los días contados. Sin nuevos rediseños a la vista y con una plataforma superada, nada indica que vaya a tener futuro en la nueva estructura de la marca.

Esta versión, de hecho, ya salió de la lista de precios, pero tenía en su momento un valor apenas por encima del Shine (por debajo está la Feel 1.6 aspirada), que cuesta al día de hoy 29.366.500 pesos, un valor muy competitivo para un tope de gama de este segmento.

El C4 Cactus fue, quizás, el último exponente de una Citroën que buscaba entregarle al cliente algo más que la media. Con el original lo hizo en términos de diseño y, con el Mercosur, con elementos de equipamiento (con el frenado autónomo) o de motorización (con el THP) que no se encontraban en la competencia.

Hoy, de la mano de Stellantis, Citroën tiene otro planteo, mucho más racional y económico, en busca de los clientes (sobre todo brasileños) que históricamente le dieron la espalda a la marca francesa. Y allí este C4 Cactus, o un sucesor natural, no parece tener cabida.