Aunque los Fastback comparten el motor 1.3 turbo, el Abarth tiene diferencias en estética y ajustes que mejoran el comportamiento dinámico.
El gran atractivo del Abarth Pulse, el primer producto de la marca deportiva en la región, está en la motorización, que pasa de ser el habitual 1.0 turbo al 1.3 turbo, sumando nada menos que 55 caballos a la oferta.
En el Fastback eso no ocurre. Ambas opciones (la de Fiat y la de Abarth) se valen del 1.3 de 175 CV y 270 Nm. Sin embargo, la casa de Carlo Abarth ha trabajado lo suficiente como para darle su propia impronta, más allá de la potencia disponible.
En lo estético, hay una nueva parrilla con el logo de Abarth en reemplazo del de Fiat, ausencia de cromados y una tira colorada que recorre la zona baja del paragolpes y también el contorno de las nuevas llantas, con otro diseño y pintadas en negro, siempre con la medida de 18 pulgadas.
Atrás aparece un sutil alerón y la doble salida de escape, una a cada lado (en el Pulse van juntas del lado izquierdo) y la palabra Abarth va por arriba del portapatente, nuevamente en reemplazo de Fiat. Además, el logo de la marca también se ven en los guardabarros delanteros.
Por dentro, el logo hace lo mismo en el volante, hay nuevos tapizados, una chapa identificatoria frente al acompañante, detalles en los zócalos y la empuñadura de la selectora y el tablero digital suma información de la presión del turbo y la fuerza G.
Pero además de los cambios visuales, hubo un arduo trabajo en la mecánica para sumar deportividad. Las llantas son 7,5″ más anchas y 5 kilos más livianas, a lo que se suman neumáticos (de igual medida que en el Fiat) de mayor adherencia.
La suspensión tiene una nueva geometría, algo que posiciona 5 mm más bajo al Fastback. La dirección es 4% más precisa y los espirales y amortiguadores ganan rigidez. Es una ganancia, respectivamente, de 7% y 12% adelante y 6% y 21% atrás, lo que otorga más estabilidad y maniobrabilidad.
Además, el modo Sport del Fiat da paso al modo Poison (remite al clásico escorpión de Abarth). Este activa un paso de marchas más rápido, a un régimen 30% mayor. También modifica la respuesta del acelerador, la dirección, el control de tracción, el de estabilidad, la frenada de emergencia y la vectorización del torque.
Así, por ejemplo, la aceleración que Fiat anuncia de 9,2 segundos en el Fastback tradicional, baja a 8,5 segundos en el Abarth. Claro, todos estos cambios también se ven en el precio, que pasa de 31.5 a 33.9 millones de pesos, una leve diferencia que los amantes de la deportividad sabrán valorar.
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