Si finalmente la próxima generación de la Toyota Hilux (que no sabemos cuándo llegará) se sube a la plataforma estrenada en la nueva Tacoma (la pick up mediana que Toyota vende en Norteamérica, ver más), lo mismo sucederá con la SW4 y esta nueva 4Runner.

Es que el SUV que Toyota vende desde 1984 acaba de estrenar la sexta generación, basada justamente en la nueva Tacoma (la tercera se hizo sobre la base de la primera Hilux argentina). La diferencia es que mientras el SUV se produce en Japón, la pick up se produce en México.

Si bien la Tacoma se renovó en 2015 (como lo hizo nuestra Hilux), el 4Runner debía una actualización en serio desde 2005. Y aunque mantuvo el estilo, el salto estético es evidente.

Ambos modelos comparten luces, buena parte del sector delantero y toda la plancha, pero el cambio está atrás, donde regresó uno de los elementos típicos del diseño original, con la tercera ventanilla pellizcando el techo. Otro elemento que retorna es la luneta que se esconde en el portón, como tenía la Falcon Rural, solo que con un sistema eléctrico.

En cuanto a motores, la 4Runner estrena el 2.4 turbo de de 282 CV y 430 Nm, con caja automática de ocho, en reemplazo del 4.0 V6 de 274 CV y 377, que usaba una caja de cinco. También habrá un 2.4 híbrido con 331 CV y 630 Nm.

La 4Runner mantiene la opción de siete plazas, la cual no estará disponible en las versiones híbridas, ya que las baterías necesitan lugar en el sector trasero.

Al ser un todo terreno con chasis de largueros, el SUV garantiza un buen desempeño off road, el cual se maximiza en las versiones TRD, TRD-Pro y la nueva Trailhunter, además de la civilizada Limited.

En la gama habrá opciones 4×2 y 4×4, ya sea por demanda o con alta y baja. La Trailhunter ofrecerá amortiguadores OME (Fox en las TRD), neumáticos todo terreno y entrada de aire elevada, entre otros elementos.