Se asocia con CAOA, el importador local con el que convivió en una compleja relación los últimos 15 años. Producirá SUV y pick ups medianas.
El derrotero de Hyundai en tierras brasileñas ha sido lo suficientemente complicado como para, antes de entrar en el acuerdo al que llegó con CAOA, explicar cómo convivieron la terminal y el importador.
Según cuenta el sitio local AutoEsporte, CAOA, propiedad de Carlos Alberto de Olivera Andrade, nació como un exitoso concesionario Ford. El negocio creció tanto que el empresario luego se quedó con la representación de varias marcas en Brasil, como Renault, Subaru y Hyundai, esta última a partir de 1999.
La operación tomó tal impulso que incluso, en 2007, CAOA levantó una planta en Anapolis para producir el Tucson y el camión que conocimos aquí como H100. Luego agrego el iX35, la nueva generación del SUV.
El conflicto empezó en 2011, cuando Hyundai decidió tomar el control de la filial brasileña por las suyas, pese a que tenía un contrato vigente con CAOA.
El acuerdo salomónico decretó que CAOA se quedaba con la producción de sus modelos y la venta de los modelos importados, mientras Hyundai hizo lo propio con los modelos producidos en la nueva planta de Piracicaba, primero el HB20 y luego las dos generaciones del Creta que se venden en Argentina.
El caso incluso llegó a la justicia en 2018, pero el empresario brasileño, fallecido hace poco más de dos años, logró imponerse en los tribunales y mantener su negocio, al tiempo que sumaba a Chery como una más de sus marcas.
Ahora, los herederos del imperio han firmado la paz con Hyundai, que tomará el control tanto de los productos locales como de los importados, con una compensación a CAOA por cada modelo producido, que no fue revelada.
Gracias a esto, la automotriz coreana revelará en los próximos días un nuevo plan productivo para la planta de Anapolis, donde se prevé que sean producidos nuevos modelos medianos, por encima de los HB20 y Creta.
Las apuestas son por la continuidad del Tucson (en su actual generación global) y la llegada de una pick up como la Santa Cruz, que ya se vende en Estados Unidos.
La expectativa con estos cambios también es grande para Argentina. Si bien la marca no tiene intercambio al no poseer una planta en nuestro país, desde hace unos años importa la Creta, aunque en cantidades limitadas.
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