DISEÑO/ESTILO
Todavía me resulta extraño que Abarth tomara de base un SUV de buen despeje para volver a bajarlo en vez de ir en busca del Argo, que todavía se vende con éxito en Brasil, pero entiendo que el Pulse es “la” novedad que había que personalizar.

Pese a que apenas está rebajado en un cm con respecto al Fiat Pulse, el aspecto quedó muy bien. El nuevo paragolpes le da nueva personalidad y a eso se suma otra parrilla con el logo de Abarth (salvo en el vidrio de los espejos, no hay ninguno de Fiat), la ausencia de barras de techo, el calco a la altura del zócalo y el doble escape posterior. 

También hay nuevas llantas oscuras, pero la medida de los neumáticos es casi la misma. Y aunque en las ruedas traseras no hay discos de freno y eso le quita algo de deportividad al diseño, le sobra facha.

La gama de colores es sencilla, con este rojo que manejamos, un negro, un blanco y el gris que está de moda, siempre con techo oscuro y espejos en rojo (salvo en el nuestro, que los tiene negro).

INTERIOR/CONFORT
El logo de Abarth también luce a pleno en el volante y también en los asientos, pero esas no son las únicas modificaciones con respecto al modelo de Fiat. Hay una mejor calidad de materiales y aunque no sea nada del otro mundo, la diferencia se nota, incluso en la insonorización.

Otro cambio importante se da en la consola entre asientos. Allí aparece el nuevo freno de mano eléctrico y el botón para activar el Auto Hold tan útil en los semáforos. Después está el decorado en rojo, la chapita con la marca frente al acompañante y un motón de alusiones más a Abarth (zócalo y etiquetas en la selctora y los asientos).

Cuando se enciende el tablero (todo digital, como en el Fiat), se descubren nuevas funciones, como la presión del turbo y la fuerza G. Una mejora bienvenida a un instrumental que me cerró mucho más que las veces anteriores que lo utilicé (en Pulse y Toro).

La posición de manejo es acorde a lo esperado. La butaca baja más que en el Pulse, pero sigue estando un pelín alta para un deportivo. Aun así, deja contentos a quienes desean estar cerca del piso (una contradicción en un crossover) y quienes quieren tener el campo de visión de un SUV.

Tampoco hay novedades en el equipamiento con respecto al Pulse Impetus (ver prueba): cargador inalámbrico, sensores varios, climatizador automático, acceso sin llave y cuero como lo más destacado.

El resto es igual a lo conocido: la pantalla mantiene el buen tamaño, resolución y rapidez de reacción, y hay poco lugar en las plazas traseras. Ahí es donde mejor denuncia su origen hatch, pese al posicionamiento SUV que le da la marca.  

El baúl tiene 370 litros (una medida engañosa porque el Argo declara 300) y hay un auxilio temporal por debajo. Si vas a castigarlo en pista, no está mal que adoptes una quinta rueda convencional.

MOTOR/PRESTACIONES
El propulsor de este Abarth es conocido: se trata del 1.3 turbo que ya tenemos en Renegade, Toro, Compass y Commander. También estará en el Fastback (ver contacto) y hasta puede que se sume al futuro 2008 nacional.

Con 175 CV y 270 Nm, ofrece una potencia inusual para un vehículo de estas características. Los que mencionamos antes (RS, GTS y GTi), no llegaban a este valor y para encontrar un compacto más potente hay que ir al 208 importado que ofrecía hasta 208 CV extraídos del 1.6 THP. La caja es la tradicional de seis marchas que acompaña siempre al T270, pero con ajustes que agilizaron el paso de marchas. 

Además está la función Poison. A diferencia del botón Sport del Fiat Pulse (que modifica poco y nada la respuesta), cuando lo activamos (con la misma tecla en el volante) la respuesta de la caja es decididamente más veloz y también se ajusta el acelerador, la dirección, la distribución del torque y los controles de tracción y estabilidad. 

Las prestaciones son buenas, con menos de 9 segundos para llegar a 100 km/h y casi 6 para pasar de 80 a 120 km/h. Las recuperaciones son un poco más altas que las que obtuvimos con los Polo GTS (ver prueba), los 208 GT (ver prueba) y GTi (ver prueba) y Sandero RS (ver prueba).

También fueron buenos los consumos. En ruta se las arregla con 5,9 l/100 km, en autopistas crece a 7,8 y en ciudad pide 9,4. Está parejo con los mencionados rivales, salvo el Sandero, que por ser un 2.0 tomaba mucho más.

COMPORTAMIENTO
A semejante potencia también hay que darle soporte. Y afortunadamente, Abarth lo ha hecho. Hay muchas modificaciones para que este Pulse tenga un comportamiento de primer nivel, aun sabiendo que su despeje no es el mejor a la hora de devorar curvas en un trazado.

Se retocaron la dirección, las suspensiones (13% más firme adelante y 15% atrás), se sumó una barra estabilizadora de mayor diámetro y se mitigó el balanceo un 10%. Los frenos, aunque más grandes, mantienen el disco adelante (de 305 mm) y el tambor atrás (203 mm) y los neumáticos pasaron de 205 a 215 manteniendo la llanta de 17″ y el perfil 50.

En marcha el Abarth es un tanto arisco en el arranque, como anticipando toda la potencia que tiene. La sensibilidad del acelerador en los movimientos más simples (como al estacionar) merece otro ajuste, pero una vez superado ese primer envión, es dócil y a eso lo acompaña una suavidad de marcha inesperada para un modelo firmado por Abarth.

Recuerdo la dureza del Sandero RS (retocado por Renault Sport) o la del 595 (de la misma Abarth) y este Pulse es una delicia, incluso comparado con el Polo GTS, que es muy cómodo también.

La rúbrica de Carlo aparece cuando se lo exige, porque muestra un comportamiento dinámico muy aceitado. En ruta va muy bien e incluso en curvas muy cerradas y gracias a una dirección directa que invita a doblar sin miedos, encara sin titubeos, entregando un apoyo franco y poca subvirancia, pese a que lleva la mayoría del peso adelante.

En un circuito la cosa cambia, porque ese despeje elevado le juega un poco en contra a la hora de las inclinaciones, siempre con la vara de un deportivo y llevando la exigencia al máximo. En el slalom le gusta sacar un poco la cola, que viaja liviana, algo que mitiga el control de estabilidad, que se hace presente incluso con la función Poison activada.

De todas maneras, sabiendo donde están los límites, la diversión está asegurada y, en un trazado que requiere permanentes cambios de velocidad, el funcionamiento de la caja con el modo Poison promueve rebajes dignos de un deportivo, tanto en el modo automático como llevándolo con las levas tras el volante.

Por el logo que lleva adelante, no le hubiera venido para nada mal una opción de caja manual, aunque sabemos que los clientes que todavía la piden son cada vez menos.

SEGURIDAD
La dotación de seguridad es idéntica al del Pulse Impetus. Hay ayudas como frenado autónomo y mantenimiento de carril (no tiene control crucero adaptativo) y solo cuatro airbags (ninguno de la familia compacta de Fiat tiene los de cortina). Tampoco hay detector de punto ciego.

Ya hemos visto en más de un compacto (berlina y también SUV) que los discos traseros no traen beneficios en cuanto a las distancias, pero en un deportivo, que se supone será sometido a mayores maltratos, no hubiera estado mal incorporarlos.

Tiene discos delanteros de mayor tamaño, pero este Abarth repitió las distancias del Pulse en la frenada de 100 km/h a 0 (algo más de 40 metros), aunque la sensación de poder es mayor a lo que reflejan las cifras. Y solo ante mucho desgaste, el sistema acusa algo de fatiga.

No hay pruebas de choque aún de esta versión. Podríamos tomar las del Fiat Pulse (ver más), pero fueron hechas con la opción básica que no tiene ayudas, con lo cual mejoraría la calificación de dos estrellas.

PRECIO/COMPETENCIA
Pese a la actualización del impuesto interno, los SUV y crossover compactos tope de gama se siguen apiñando antes de los 28 millones de pesos, aunque algunos ya sinceraron su valor y trepan arriba de los 40 millones.

Este Pulse Abarth cuesta de lista 27.894.000 pesos, menos de un millón más que el Impetus, lo que deja en claro que estamos ante un valor que no te van a pedir en la concesionaria. ¿Es caro? Seguro. Pero todo está caro en este momento (un Pulse CVT de 99 CV está 25 millones).

Aun sin saber el precio real, tampoco hay mucho para comparar. Si buscamos un deportivo el Polo GTS está en la misma (topeado en 28 millones). Si lo hacemos por potencia, un Renegade es definitivamente otra cosa.

Hasta que aparezca un Nivus con el 1.4 turbo (no sabemos cuándo) o llegue el Fastback (viene pronto, ver contacto), este Pulse es algo único en el mercado. Tienta por motor, comportamiento, facha y también porque puede usarse todos los días. Con todo eso, aunque se vista de SUV, es un digno heredero del legado de los queridos hot hatch, que tuvieron pocos pero icónicos representantes en la Argentina.