Por Martin Simacourbe
Fotos: Alvaro Iparraguirre y Prensa Fiat

Para las automotrices con producción local, el 2023 fue muy dispar: Fiat, por ejemplo, volvió a tener fantásticas ventas de Cronos (ver más) y lo produjo hasta llegar casi a 100.000 unidades en Ferreyra, pero en paralelo tuvo que postergar todo un año las presentaciones de los Abarth Pulse y Fastback.

2024 viene mejor, mucho mejor, en la materia. Al punto que la ex FCA ya puso en venta Rampage (ver más) y Abarth Pulse (ver más) y confirmó que el Fastback llegará en abril en dos versiones (ver más novedades de Fiat). La nueva chata ya la manejamos en Brasil (ver más) pero debíamos un contacto con los otros dos.

Lo del Abarth Pulse fue muy breve: una pista de aviación sirvió para comprobar lo rápido que acelera, lo mucho que frena (aunque los fundamentalistas de los cuatro discos sigan renegando de tenerlo en un compacto) y lo bien que dobla.

Con el Fastback no doblamos tan rápido y frenamos como si no hubiera un mañana, porque el contacto fue en la ruta 11, con salida y llegar en el Summer Car Show de Stellantis (ver más).

Pero antes de meternos en lo que el nuevo modelo de Fiat ofrece una vez pulsado el botón de arranque, es inevitable hablar de sus líneas. Indiscutiblemente es algo distinto. Catalogado como el X6 del pueblo, por su caída de cola, lo cierto es que no se parece al BMW, pero tampoco hay algo similar en su clase, ni siquiera el Nivus.

La zona posterior (por encima de una rueda que queda chiquita) es extraña. La explicación es que la base Cronos (así como el Pulse parte de un Argo) impidió crear un diseño desde cero. Aun así, el lápiz de Fassbender (ver más) diseñó un producto que generará amores y odios, pero nunca pasará desapercibido, algo que muchos clientes buscan. Una perlita es que no tiene limpialuneta y que ni bien lo agarramos el vidrio ya tenía suficiente polvo.

Por dentro es igual al Pulse, con el freno de mano eléctrico del Abarth. El tablero sigue sin gustarme, pero las terminaciones y calidad general están bien. Se viaja algo elevado, por su pretensión de SUV, y el volante ofrece un interesante grip.

Atrás el espacio no sobra y la caída del techo no se siente tanto como presumíamos, pero el baúl es impresionante: Fiat declara 600 litros (75 más que un Cronos) y de verdad que al levantar el portón sorprende el espacio disponible. Por debajo hay una rueda temporal. En cuanto a equipamiento, tiene todo lo que conocimos en el Pulse, con frenado y mantenimiento de carril como complemento a los cuatro airbags (merece tener seis).

Ahora sí: botón de arranque y el ya conocido 1.3 muestra sus condiciones. Lo habíamos manejado en Toro, Compass, Commander, pero nunca en una berlina (aunque, insistimos, Fiat lo cataloga de SUV). Los 175 caballos y los 270 Nm hablan por sí solos. Salvo algunas excepciones (Vento, Fluence y hasta el Borita turbo), ni siquiera los medianos son de ofrecer valores muy por encima de los 150 CV, con lo cual en un segmento B hay que hurgar todavía más.

Al Fastback se lo siente aplomado y capaz de llevar esa potencia sin problemas, aun sin los ajustes de la versión firmada por Abarth que llegará (con el mismo motor) junto con esta que manejamos.

La caja es la que también acompaña a los otros productos: una automática de seis que, ante tanta potencia, se toma un tiempito para reaccionar cuando se hinde el pie derecho en el acelerador. Con las levas, y sobre todo con el modo Sport, ese delay se minimiza y saca a relucir todo su potencial.

Lo que no acompaña (incluso a la buena terminación general) es la insonorización, que se manifiesta no bien se superan los 110 km/h. Ojalá sea algo atribuido a estas unidades, casi preserie, que Fiat ingresó para exponer y manejar por primera vez. Veremos si las que se vendan atienden este punto.

Cómo te decía, no doblamos a fondo ni frenamos como sí tuvimos la oportunidad de hacerlo con el Abarth Pulse, pero se muestra confiable, con una dirección firme y un apoyo más aplomado que el del Pulse, que ya nos había gustado por su desempeño (ver prueba).

Rivales directos hay pocos (un Nivus) pero potenciales hay un montón entre los SUV compactos. Está claro que pese a lo que hablamos, posicionarlo como una alternativa a Versa (por tomar un ejemplo) es una locura.

El comprador típico de un SUV compacto (Tracker, Renegade, Kicks, Duster o T-Cross, entre muchos otros) verá en el Fastback algo nuevo, muy distinto y con una potencia que (salvo el Jeep) nadie ofrece. Esas claras diferencias lo ubican en una posición difícil de clasificar. Ahora hay que ver cómo responde el cliente argentino.

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