Después de 56 años de servicio, la tradicional berlina de lujo de Toyota deja la línea sedán para subirse al formato SUV, aunque sin perder su posicionamiento como el modelo más lujoso de la marca.

El auto insignia de Toyota nació en 1967 y fue bautizado Century porque ese año se cumplían los 100 años de nacimiento de Sakichi Toyoda, fundador de la automotriz japonesa.

El Century fue siempre un modelo clásico utilizado por la Casa Imperial japonesa y otras figuras gubernamentales que no vivió al mismo ritmo de la industria. De hecho, solo tuvo nuevas generaciones tras décadas de servicio: primero en 1997 y luego en 2018 (ver debajo).

Sin embargo, con solo cinco años de vida, el último sedán le da paso a este SUV que guarda muchas similitudes estéticas con el Rolls-Royce Cullinan, el modelo con el que la marca británica se introdujo en el mundo de los SUV (ver más).

Como siempre, el Century no lleva no el logo de la marca, sino uno propio con un ave mitológica japonesa. Está apoyado en la plataforma TNGA-K y mide 5,21 metros de largo (a tono con sus predecesores, que siempre superaron los 5 metros), 1,99 de ancho, 1,81 de alto y 2,95 entre ejes.

El motor es un por primera vez un V6 (antes utilizó V8 y V12) con asistencia de dos motores eléctricos. Tiene tracción integral, 412 CV y ruedas directrices.

Como es costumbre, todo el lujo está puesto en las plazas traseras, las que ofrecen un amplio acceso con estribos retráctiles, dos butacas individuales eléctricas similares a la primera clase de un avión, techo panorámico, heladera, pantallas y mandos táctiles y hasta un cristal divisor de la zona de carga.

Es Century será ampliamente personalizable, e incluso se podrán pedir puertas traseras corredizas, una versión cabrio y hasta una deportiva firmada por Gazoo Racing que fue mostrada en la presentación, con elementos aerodinámicos en fibra de carbono, llantas oscuras de 22″ y suspensión rebajada.