DISEÑO/ESTILO

No tan simpática como la Kangoo original de fines de los noventa, esta nueva generación mantiene en alto otros valores que la hicieron uno de los productos más valorados tanto para familias cómo para pequeñas empresas y comercios.

El furgón cuenta con un combo perfecto para moverse en la ciudad: un tamaño reducido, muchísimo espacio interior y una amplia facilidad para el acceso gracias a las puertas laterales corredizas y el doble portón posterior.

La Kangoo mide 4,4 metros de largo, 26 cm más que las Partner/Berlingo, pero carga 750 kilos contra 800 de sus rivales. Renault no informa la capacidad en litros de esta versión, pero en la de pasajeros llega a 800 litros (por debajo del cobertor de carga).

Esta opción destinada al trabajo no tiene elementos decorativos: los paragolpes son negros, viene con tazas plásticas y carece de la tercera ventanilla que sí ofrece la versión de pasajeros. Los colores también son básicos en el utilitario: están los blanco, plata y gris.

INTERIOR/CONFORT
Por dentro, la Kangoo ofrece un ambiente simple y bien resuelto, con una calidad acorde a lo esperado. La posición de manejo es cómoda y aunque el volante no regula en profundidad, sí lo hace en altura, lo mismo que la butaca, que tiene un movimiento basculante.

Por encima de la cabeza hay un enorme portaobjetos que ocupa todo el ancho del vehículo. Ideal para llevar papeles y demás elementos, pero que sean livianos, porque no hay demasiada contención y en una maniobra rara se te puede venir algo contra el marote.

En lo alto de la consola también hay un par de generosos huecos para más papeles, carpetas, etc., pero no hay mucho espacio para poner lo de todos los días: billetera, llaves y especialmente el celular, que no encuentra nunca un buen refugio.

A diferencia de las versiones de dos plazas, la butaca del acompañante no se pliega. Atrás hay mucho espacio en cualquier dirección: casi que se puede entrar parado debido al techo elevado, para las piernas hay muchísimo lugar y tres adultos se pueden acomodar gracias al ancho heredado de la familia Logan. Si no se usan, las plazas traseras se pueden rebatir para generar más espacio en un baúl que ya de por sí es enorme.

La zona de carga está alfombrada, pero ya no ofrece la red que venía hace un tiempo y que era muy útil para proteger la cabeza de los pasajeros si se llevan objetos pesados. Tampoco hay una cobertor que oculte las cosas, algo que se reserva a la versión familiar. El auxilio va por debajo, fuera de la carrocería.

El equipamiento es coherente con el perfil de esta versión: pantalla táctil con cámara, pack eléctrico con apertura a distancia, control crucero y sensor de estacionamiento. Podría sumar desempañador y limpia luneta, pero es algo que se consigue en la versión Life de pasajeros (la Zen suma llantas de aleación).

MOTOR/PRESTACIONES
Debajo de un capot sin fonoabsorbente y con amortiguador, aparece el clásico motor 1.6 de origen Nissan que paulatinamente fue llegando a todos los modelos compactos de Renault. Ofrece 114 CV y 156 Nm y se une a una caja manual de cinco marchas.

En opción, pero solo para las versiones Express de dos aisentos y la Stepway tope de gama, está la tradicional mecánica diesel (salvando las pick ups medianas, estos multiuso son de los muy pocos que la conservan en el mercado argentino), con el 1.5 dCi de 89 CV y 220 Nm.

El propulsor entrega buena elasticidad cómo para llevarlo (sin carga) muy ligero en la ciudad y doblar en tercera y hasta cuarta sin necesidad de echar mano de una selectora gomosa de estilo bien Renault. Cuando se va cargado, las relaciones cortas ayudan en el primer esfuerzo y el desempeño es muy agradable.

Las prestaciones son correctas y dan prueba de la agilidad que ofrece el 1.6. Acelera en poco más de 11 segundos y recupera en casi 12 de 80 a 120 km/h en cuarta marcha.

Los consumos son algo elevados en cualquier circunstancia debido a una carrocería elevada (tomando como parámetro un Sandero con el mismo motor). Pide más de 6 l/100 km/h en ruta, casi 9 en autopistas y unos 10 en ciudad.

COMPORTAMIENTO
Más allá de ofrecer cinco plazas y poder ser utilzado como un vehículo familiar, el hábitat habitual de la Express es el de trabajo, con mucha actividad citadina y alguna excursión por ruta para unir puntos de entrega.

En esas circunstancias, esta versión se desenvuelve más que bien, con una amplio confort de marcha, buen despeje para atravesar cunetas sin problemas y una dirección liviana (electrohidráulica) que facilita las maniobras de estacionamiento o para encontrar el hueco en el medio de una avenida concurrida.

A la hora de la exigencia, que difícilmente le de el cliente real, muestra algunas inclinaciones y una dirección un tanto imprecisa, aunque el chasis apoya bien gracias a lo amplio de las trochas, algo que siempre ofrecieron los productos de esta plataforma.

Lo más molesto a la hora de salir de la ciudad es la falta de una sexta marcha, que aliviaría a un motor que en general va enroscado. Se lo pedimos más que nada sabiendo que la Oroch básica (otro producto bien de laburo) ya lo ofrece junto con esta misma mecánica de 114 caballos.

SEGURIDAD
Cuando el control de estabilidad no era obligatorio, Renault rompió el molde en el segmento de los furgones compactos al ponérselo al Kangoo, algo ahora imitado, a la fuerza, por sus rivales.

Pero hoy, el modelo ofrece solo lo que exige la ley (doble airbag, isofix y el mencionado ESP) y allí se quedará, ya que más bolsas o alguna ayuda no es algo que esté reclamando el mercado.

Los frenos ofrecen buena respuesta tanto en la cuidad con carga como en la prueba de 100 km/h a 0, dónde marcó 41 metros, una cifra esperable.

Los faros, halógenos simples, no ofrecen la mejor visibilidad, pero al menos cuentan con regulación interna sabiendo que la inclinación varia mucho con la carga. Por su parte, Latin NCAP nunca lo probó como para saber cómo responde la estructura.

PRECIO/COMPETENCIA
Quizás por la poca competencia que siempre tuvieron, los multiuso nunca fueron baratos y esta época no es la excepción. Esta Express Emoción 5A cuesta 11.717.600 pesos, 900 mil más que la 2A, 600 mil más que el Confort 5A y 200 mil menos que la diesel, que solo viene en la versión básica Confort 5A.

También es más caro que el Zen de la gama de pasajeros, pero como este está topeado no tiene sentido compararlo. El equipamiento es similar y solo la falta de los vidrios traseros denuncia su perfil utilitario. Igual es una disyuntiva más que nada para quien pueda descargar el IVA (los utilitarios pagan la mitad).

Con respecto a los Partner y Berlingo (que tienen el mismo precio) la única versión naftera entre los furgones (con dos asientos) cuesta 8.636.700 pesos, una cifra que también debe algún aumento.

Con 25 años de recorrido, la Kangoo tiene una fama muy bien ganada, tanto entre las familias como entre quienes la usan como un socio a la hora del trabajo. Y más allá que esta versión de cinco asientos no tenga rivales directos en el mercado (aunque podés ir a Warnes y sumarle asientos traseros a los rivales) sigue siendo la mejor opción disponible para quien necesita más de dos plazas y mucho espacio de carga.