En Mendoza, manejamos por primera vez la nueva generación de la Ford Ranger fabricada en Pacheco. Primeras impresiones con la motorización V6.
Por Martin Simacourbe
Largamente esperada, la nueva Ranger seguramente sea, por su producción nacional y todo lo que mejora, el lanzamiento del año en la Argentina. Luego de varios adelantos, vinimos hasta Mendoza a manejarla por primera vez y conocer todas las novedades que trae la nueva gama (ver más), con el debut de la motorización V6 y un catálogo reducido, producto del final de las versiones nafta y cabina simple.
Aunque a primera vista la evolución no parece revolucionaria, prácticamente cada rincón de la Ranger fue mejorado, con especial énfasis en el interior, la gama de motores, chasis y suspensiones.
En lo estético, se mantiene la impronta conocida, con la actualización frontal que dan los nuevos faros en forma de C y algún retoque en el estampado de las puertas. Quien la confunda con un rediseño no estará tan errado porque mide apenas un centímetro más de largo y solo cinco entre ejes.
La cosa es muy distinta por dentro. Sin ser una referencia en calidad de plásticos (casi ninguna pick up local puede ufanarse de ello), el salto en diseño y equipamientos es notable y lo mismo vale para la insonorización.
Sin lugar a dudas, la Ranger se coloca como el faro a seguir en lo que refiere al entorno de conducción y en eso tiene que ver tanto la propia modernidad del producto de Ford como el atraso que vienen mostrando todos sus rivales regionales, con desarrollos que promedian casi una década de antigüedad.
El tablero, totalmente digital, tiene una gran definición y fácil lectura, aunque no varía sus vistas como sí ofrecen otros instrumentales con pantalla. Igualmente, es muy completo (seis “relojes”), con una compu central que brinda mucha data. Acompaña la pantalla táctil vertical de 12 pulgadas a la que no se le puede pedir más por cantidad de menús, información, calidad y velocidad. Lo mejor es que está disponible desde la entrada de gama (aunque en tamaño de 10″).
La selectora de las V6 es divina en diseño, pero no del todo funcional, al menos en este primer uso. Tiene de bueno que es cortita y que pasa a parking si abrimos la puerta, por ejemplo, pero el manejo manual es con una botonera lateral poco práctica (algo muy de Ford y GM) y encima carece de levas al volante. Eso sí, cuando se utiliza, retiene el cambio, algo muy conveniente en caminos de montaña o en el off road.
La posición de manejo es más de auto que antes, con regulaciones eléctricas y un volante de doble movimiento, pero las butacas no tienen calefacción. Atrás no hay cambios: la Ranger está dentro del promedio de habitabilidad, mientras que la caja suma unas barras laterales, iluminación, un portón que no requiere esfuerzos y, en esta Limited, protección plástica del piso.
En cuanto al equipamiento de seguridad, se mantienen las ayudas a la conducción con algunas evoluciones (stop & go en el crucero adaptativo, centrado del carril y punto ciego, entre otros), pero lo mejor es que varios dispositivos ya empezaron a bajar al corazón de la gama (ver más), algo que ninguna otra pick up ofrece y que es consecuencia directa de que Ford fuera la pionera en el segmento en ese sentido.
La mecánica fue totalmente renovada con la receta Amarok (pero con motores de origen propio): un par de turbodiesel de baja cilindrada con uno o dos turbos (reemplazante de la antigua oferta gasolera) y un V6 como nuevo exponente en el alto de gama.
El V6 es de una familia de larga data y debutó en los tiempos en que Ford se hizo de las marcas británicas Jaguar y Land Rover. Desarrollado con PSA, fue evolucionando con el tiempo y hoy ofrece 250 CV y 600 Nm, números que lo colocan cerquita de la más potente (los 258 de Amarok) pero como el de torque más alto entre las medianas.
Es un motor que busca, en parte gracias a una eficiente caja de 10 marchas, girar siempre a muy bajas vueltas (1.900 a 120 km/h), con lo cual el consumo no se dispara a velocidades constantes. Veremos una vez que lo midamos en ciudad.
Al V6 se lo nota enérgico, pero de manera muy progresiva, sin la explosión que tiene el de la Amarok, pero con un poder que dejará contentos a los que gustan viajar fuerte con una pick up.
Lo mejor está en el comportamiento: a mí ya me gustaba mucho el rendimiento de la Ranger anterior desde si último rediseño y ahora eleva esa sensación a cada momento.
La prueba, de unos 150 km, incluyó caminos perfectamente asfaltados y también un tramo de ripio. Y en ambos el placer de conducción es referencia entre las pick ups medianas. En ruta, es lógico que esta V6 demostrara sus condiciones, pero incluso en la piedra, con las llantas de 20″ y neumáticos bien inflados, se mostró súper confortable, a la par o mejor de la dupla Frontier/Alaskan.
El tren trasero copia siempre con soltura y el retorno que muestra la amortiguación posterior (totalmente renovada) es de lo mejor en el segmento. Por su parte, el desempeño dinámico está muy cerquita del de la Amarok (eterno referente en la materia) y no nos jugamos a un veredicto por lo cortito del contacto.
No pudimos probarla con exigencia en off road, pero sabiendo que Ford elevó la vara casi punto por punto, seguirá siendo de lo mejor. Además, esta V6 sumó al sistema anterior con reductora un modo de reparto eléctrico por demanda (cómo el de la Amarok V6, que no tiene baja) que la deja como lo más completo del mercado. Y eso sin tener en cuenta el debut de los seis modos de manejo preseteados y el estreno del bloqueo de diferencial trasero.
Para sumar, también hay nuevas protecciones para radiador, transmisión, caja de transferencia y tanque, cómo para no tener miedos a la hora de enfrentar el off road más duro.
Esta que manejamos es la mejor Ranger de la historia, pero aun es pronto para saber si es la mejor pick up de la Argentina, porque en ese combo no solo entra el producto, sino también la posventa (que Ford viene mejorando) y la preferencia que cada cliente tiene de un producto que suele ser mucho más que un medio de transporte; en muchos casos es una herramienta de trabajo.
Gustos al margen, la nueva Ranger evoluciona tanto y en tantos ítems (interior, motores, agrado de uso, tracción, seguridad) que se posiciona como la nueva referencia entre las pick ups medianas.
Con un producto a la altura, la marca deberá difundir esas bondades entre los cada vez más usuarios de pick ups y aprovechar un período en el que las demás están transitando sus últimos años de vida. Una ventaja con la que Ford podría volver al liderazgo que le quitó Toyota hace muchos años y que hasta aprovechó VW para desplazarla al último escalón del podio.
1 comment
1 Comment
Carlos saucefo
30 marzo, 2024, 7:08 pmCompre una ford ranger xls v6/y anda muy bien. En ciuddad consume un poco 13.6 l/km pero en ruta muy poco. No llega a 10/litros a 115, probado . a 130 kmx hora 12 litros . buena maquina.
REPLY