Luego de varios anticipos, Ram presentó oficialmente su primer producto desarrollado y producido fuera de Estados Unidos y el primero con chasis monocasco: la Rampage que ya se fabrica en Brasil, en la planta de Goiania de la que también salen los Toro, Renegade, Compass y Commander.

No es casualidad, la nueva pick up de Ram también utiliza la plataforma Small Wide en la que se basan todos esos productos. De hecho, comparte la distancia entre ejes con la Toro (2,99 metros), aunque es algo más larga (5,03 metros, 8 cm más) y más ancha (1,89 metros), incluso en las trochas (4 cm más).

Sin embargo, el posicionamiento de la Ram será en lo alto del segmento intermedio. Irá directo contra la Ford Maverick (ver prueba), por debajo de las pick ups medianas con chasis y por encima de Toro, Montana y Oroch. Justito donde irá el futuro proyecto de Santa Isabel que compartirán Renault y Nissan (ver más).

Esa estrategia se sostiene no solo en el tamaño, sino también en el prestigio de la marca, el diseño con una trompa más robusta, la calidad interior y la gama, que solo contempla versiones de tracción integral, caja automática de nueve marchas (con selector circular) y una motorización naftera con mucha más potencia.

El diesel sigue siendo el mismo, el conocido 2.0 de 170 CV y 380 Nm, pero el naftero, en vez del 1.8 aspirado o el 1.3 turbo que lleva Toro, recurre a un 2.0, también turbo (denominado Hurricane 4), con nada menos que 272 CV y 400 Nm, un número bestial que lo deja por encima de cualquier pick up regional (incluso el V6 de la actual Amarok y la futura Ranger) y que ya hemos podido acelerar en la pista de Interlagos (ver contacto).

La gama, al menos en Brasil, contempla tres versiones, cada una con su impronta en lo estético: Rebel, la más off road, con parrilla negra, llantas de 17″ y neumáticos all terrain; Laramie, la más citadina, con detalles cromados (parrilla y paragolpes traseros, entre otros) y llantas de 18″ y la R/T, con espíritu deportivo y llantas de 19″.

Por dentro también hay diferencias en las tonalidades, pero todas comparten siete airbags, faros full led, varias ayudas a la conducción (frenado, control adaptativo, carril y punto ciego) tablero digital, pantalla (horizontal) de 12″ con cámara, acceso y arranque sin llave y climatizador bizona como lo más saliente.

Las dos primeras, siempre hablando de la gama brasileña, ofrecerán ambos motores, mientras que la R/T solo viene naftera. Otra diferencia entre ambos propulsores se da en la capacidad de carga: 750 kilos en la naftera y 1.015 en la diesel.

La gama para Argentina aún se está configurando y es un poco prematuro adelantar cómo estará compuesta. Una posibilidad es diferenciarla de la Toro eliminando las versiones gasoleras, pero hay que ver cuáles son las configuraciones que permitirá la planta de Goiania para los mercados de exportación.

La idea de la filial argentina, dependiendo como siempre de la delicada economía nacional y de las restricciones a los modelos importados, es traerla entre fines de este año y comienzos del próximo, siendo una prioridad, en términos de volumen, entre los productos de Jeep y Ram.