Esta semana viene siendo agitada para la industria automotriz. El lunes, Toyota anunció la producción del Hiace en Zárate (ver más), pero bajo un nuevo régimen automotor (que complementa al que viene utilizando el Mercosur) y que fue diseñado por el Gobierno Nacional.

Al día siguiente, Ford lanzó oficialmente la producción nacional de la Ranger (con el sistema clásico, ver más), pero las autoridades nacionales volvieron a mencionar los beneficios del nuevo régimen.

Ayer, este nuevo sistema se publicó en el Boletín Oficial, dando un marco a los rumores que se instalaron en los últimos días acerca de aranceles, escalas y demás.

El decreto reza que “resulta conveniente efectuar una reducción de las alícuotas que, en concepto de Derecho de Importación Extrazona, tributan ciertas categorías de vehículos desarmados incompletos, en segmentos de baja escala, a efectos de estimular la radicación de inversiones destinadas a proyectos de fabricación de vehículos de modelos nuevos con contenido nacional creciente y que contribuyan a la generación de divisas para el país con el fin de lograr una balanza comercial externa superavitaria”.

Por esa y otras razones, se crea “el Régimen de importación de vehículos incompletos, totalmente desarmados, a los efectos de su ensamble con la incorporación de autopartes locales en la República Argentina”.

Es una solución similar a la que ya utiliza la industria de la moto en nuestro país (ver más) y que también vienen utilizando varias marcas chinas para ensamblar localmente algunas pick ups, aunque estas últimas no contaban con los beneficios del nuevo régimen, sino que lograban disponer de un acceso preferencial a las autopartes importadas, algo que sufren las importadoras de vehículos completos.

Para adherirse, los interesados deberán “contar con un establecimiento industrial destinado a la fabricación de vehículos, radicado en la Argentina y cumplir con las pautas de desempeño comercial externo según los parámetros que, a tal efecto, establecerá la Autoridad de Aplicación”.

Esto es uno de los puntos centrales, ya que esta movida pretende tener una balanza comercial positiva (algo que la industria convencional no logra) entre lo que se gasta para traer esos vehículos desarmados y lo que genera la exportación una vez ensamblados en el país.

También deberán ser modelos inexistentes, que no tengan producción actual conforme a los mismos parámetros que ya viene manejando la industria cuando se habla de la producción de un nuevo vehículo.

Los vehículos deberán contar con un mínimo de partes nacionales, que será de 10% en los primeros dos años, para luego pasara a 12 entre el tercero y el cuarto y de 15 por ciento en el quinto año. Un porcentaje bajo, teniendo en cuenta que hay modelos que superan el 50 por ciento de componente regionales, aunque hay varios que se producen con una integración mecho menor.

El decreto establece proyectos hasta fin de 2029, con duración de cinco años prorrogables por otros cinco, lo cual permitirá producir bajo este nuevo formato hasta fin de 2039.

Como adelantamos hace un par de días, el derecho de importación extrazona será del 14%, en vez del 35 que se paga habitualmente por piezas provenientes de fuera del Mercosur.

¿Servirá este proyecto para que otras terminales sumen nuevos modelos a la producción nacional o fue realizado “a medida” para que Toyota incorpore el Hiace a su planta?

Lo sabremos pronto, cuando podamos tener la devolución de lo que piensa el resto de las terminales radicadas en Adefa, que hasta el mismo día de la difusión de la medida, tenían poco o nulo conocimiento de esta novedad.