A las nuevas automotrices les cuesta horrores hacer realidad sus sueños de ingresar en el selecto grupo de fabricantes mundiales.
Por Martín Simacourbe
El automóvil es uno de los bienes más preciados y vendidos en todo el mundo. Sin embargo, son pocas las empresas que logran producir vehículos de forma masiva. La mayoría de los fabricantes tiene casi un siglo de existencia y de la posguerra para acá, en Occidente son muy pocos los ejemplos de nuevas compañías.
La realidad es distinta en China, donde una importante cantidad de automotrices nacieron tras la capitalización de la economía del país, que ahora es el mayor productor y vendedor de automóviles en el mundo.
Salvando al gigante, se pueden contar a Hyundai y Kia como parte del milagro coreano y a Tesla, apalancada en los millones de Elon Musk. Después, hay una larga hilera de fracasos.
Sin embargo, con la electrificación, apareció otra larga lista, esta vez de emprendedores, dispuestos a realizar el sueño de vender automóviles, aunque muchos están quedando en el camino. Uno de ellos es Sion, la productora alemana que pretendía fabricar en masa un automóvil eléctrico de precio accesible con paneles solares (ver más).
El problema no fue el precio. Lightyear, que creó un concepto similar, pero a un costo mucho mayor, ya dio de baja el proyecto y está buscando fondos para crear un modelo más accesible.
DeLorean, que ya sufrió el hecho de plantarle cara a los grandes (ver más) en los ochenta, volvió gracias a nuevas inversiones, pero el proyecto Alpha5 (ver más) acaba de reducir a la mitad la pretensión de unidades a producir.
Alguna vez, charlando con Pierre Ianni, ex Director del Centro de Producción de El Palomar de PSA en Argentina entre 2003 y 2007, me decía que para hacer un modelo nuevo hacen falta unos 1.500 millones de dólares.
Y que ese no era el problema para estas nuevas automotrices. La gran barrera era conseguir 1.500 millones más hacer un segundo proyecto si es que el primero no fue un auténtico boom de ventas.
Embarcarse a crear una nueva automotriz no es una tarea para nada fácil sin un enorme paraguas por detrás. Y hasta las grandes tienen dificultades: se unen como FCA y PSA y tantas otras (ver más) o cierran operaciones enteras como pasó con Ford en Brasil (ver más) o India.
En China hay una proliferación de nuevas marcas (aunque la mayoría está concentrada en pocos dueños) y otras aparecieron en Turquía o Vietnam apoyadas por los propios gobiernos. Pero cuando se trata de recursos privados, la epopeya parece destinada al fracaso. Hasta en la Argentina tenemos nuestras propias historias (ver más).
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