Mucho se viene hablando del desembarco de Tesla en un segmento más accesible que el del actual Model 3. El supuesto Model 2 se desarrollaría en China, sobre una nueva plataforma.

Por eso, encontrar una unidad circulando con su carrocería cebrada y faros de Tesla claramente a la vista fue el disparador para asegurar que el modelo finalmente salió a las calles a probar sus componentes.

Sin embargo, un repaso detallado por la carrocería da cuentas de que en realidad se trata de un Mazda CX-30, el SUV estrenado en 2019 que mide 4,40 metros de largo, 1,80 de ancho y 1,54 de alto.

Lo más extraño son las ópticas traseras, tomadas directamente de un Model 3. Es decir, si efectivamente es un auto de Tesla, la marca no se ha tomado ningún trabajo en camuflar que se trata de un modelo propio.

A partir de allí surgieron muchas especulaciones, como que ante un tamaño similar de ambos modelos, Tesla estaría utilizado una carrocería de la competencia para probar el funcionamiento de los componentes mecánicos y la batería hasta que el desarrollo de su propio modelo esté más avanzado.

La otra es que Tesla y Mazda hayan llegado a un acuerdo para compartir componentes al desembarcar la empresa de Elon Musk en un nuevo segmento (el CX-30 ya se vende como eléctrico en China).

Recordemos que la japonesa es de las pocas automotrices que se mueve en forma independiente, sin asociaciones con otras marcas, si bien Toyota es dueña de un 5 por ciento de las acciones.