Por Martín Simacourbe

El año pasado ya se hablaba mucho de lo que ayer se confirmó: la producción local de un nuevo producto de Renault (ver más). Lo que no se sabía (porque no daban a conocer desde la francesa y ni dejaban entrever en la japonesa) era que ese modelo también saldría de Santa Isabel con marca Nissan.

Pablo Sibilla, presidente de la filial local del rombo, era uno de los que se moría de ganas por contar de todo. Pero claro, una inversión de ese calibre demanda ser discreto.

Aun así, en octubre del año pasado, en una rueda de prensa, el directivo se animó a anticipar números del futuro proyecto. Adelantó que “cuando venga el nuevo proyecto, más adelante, el objetivo es tener una fábrica que este a tres turnos produciendo 150.000 unidades anuales“.

Debo reconocer que, en ese entonces, el número no me cerraba del todo. 150.000 unidades era un montón para una planta que produzca Frontier, Alaskan, Kangoo y una nueva pick up de Renault, pensando que difícilmente Sandero, Logan y Stepway lleguen con vida a 2025.

Si las pick ups grandes se llevan unas 50.000 unidades anuales y la Kangoo otras 50.000 (número difícil, pero alcanzable con la ya anunciada exportación fuera del continente), el nuevo modelo del rombo debía llevarse otras 50.000, un volumen muy complicado pensando en lo que hoy hace Oroch.

Pero claro, con el logo de Nissan, las posibilidades de alcanzar esa cifra son mucho más concretas por una razón fundamental: esta pick up no se producirá (según lo que adelantó el propio Sibilla) en ninguna otra planta de la Alianza, lo que deja a Santa Isabel con la llave para proveer para todos los países que quieran sumarla.

Sin pensar en mercados de ultramar, Renault tiene presencia en 18 países de Latinoamérica. A muchos llega la Oroch, pero la verdad es que en muy pocos es un caso de éxito. El nuevo producto, si es que comparte cartel con el de Nissan, tendrá una ardua tarea. Es algo que ya limita y mucho las posibilidades de exportación de la Alaskan.

Muy distinto es lo que sucede con la japonesa, que tiene presencia en nada menos que 38 mercados fuera de Argentina. Muchos son pequeños, como Caimán, Montserrat, Santa Lucía o Suriname, pero hay otros realmente importantes como Brasil, Chile, Colombia, México o Perú. Y entre todos, la cifra es muy tentadora: si no, pregúntenle a Toyota.

En todos esos mercados (o casi todos, algo que no pudimos corroborar) la Frontier se vende con buen pasar, independientemente de dónde se fabrique. La versión argentina compite con la mexicana y eso le cierra puertas en ese mercado y muchísimos otros de Centro América (la cordobesa solo llega a Brasil, Chile y Colombia), pero es algo que no ocurrirá con el nuevo modelo.

Así, entre lo que conquiste la de Renault y lo que haga la de Nissan, el nuevo proyecto de la pick up de media tonelada tiene gran parte del camino allanado. Un camino que, claro, no será de rosas porque en el segmento también se anotará Chevrolet con la Montana (ver más) y seguramente Ram con sus nuevos productos regionales (ver más), además de la creciente presencia de Ford con la Maverick.