La versión más deportiva de la nueva generación de la Ranger duplica la potencia disponible gracias a un V6 naftero biturbo. Primeras impresiones.
Por Martín Simacourbe
Fotos: M.S. y Prensa Ford
Hace algo más de tres años, Ford tenía en su catálogo de pick ups en la Argentina únicamente a la Ranger nacional. No era poca cosa, pero estaba lejos del despliegue que vendría más adelante.
La Ranger Raptor, importada de Tailandia, le abrió la puerta a un amplio número de novedades, que se inició más tarde con la F-150, luego con la F-150 Raptor, después con la F-150 híbrida y por último con la Maverick, que en breve también sumará una versión electrificada.
En el medio, la marca del óvalo viró su política y dejó de lado las berlinas en buena parte del mundo para centrarse en SUV, utilitarios y pick ups. Y en un país tan picapero como el nuestro, ese golpe de volante solo podía traer buenas noticias.
La Raptor no fue la primera en el naciente nicho de las pick ups deportivas (ya se había presentado la primera Hilux Gazoo Racing), pero sí puso la vara más alta en cuestiones de chasis y suspensiones, porque la propuesta de Ford recurría a una base desarrollada gracias a toda la experiencia de Ford Performance.
Claro que el combo no era perfecto por un motor algo corto en potencia. Los 213 CV apenas sobrepasaban los 200 propuestos por la versión nacional. Matías Antico escribió para AutoWeb cuando la probó en 2019 (ver más): ¿Es poca “polenta”? No, pero quizá merecía un plus, y más teniendo en cuenta que una Amarok V6 ya tiene 258 CV.
Lo mejor, cómo dijimos, era la base, casi perfecta. Y aún así, Ford mejoró algunas cositas: reforzó los largueros, los anclajes de suspensión y de la rueda de auxilio y aumento el espesor del cubre cárter y otras protecciones. En la suspensión aumentó el despeje, la trocha y los recorridos y también renovó los amortiguadores Fox junto con la barra de Watt trasera.
Pero el cambio está en el motor: Ford fue por la mayor potencia disponible en el catálogo mundial para la nueva Raptor y así dejó de lado ese tranquilo turbodiesel por un salvaje V6 naftero 3.0 de 397 CV y 583 Nm.
Una potencia más emparentada con el mercado norteamericano, pero que encaja perfecto en estos tiempos en que en la Argentina conseguir una versión de nicho queda reservada a unos pocos y esos pocos quieren tener más que nadie, algo alimentado por el poder que le da la billetera.
Acompañando al V6, la nueva Raptor tiene ahora siete modos de conducción: normal, deportivo, resbaladizo, barro, arena, roca y baja. Este último fue el que utilizamos nosotros en la brevísima vuelta que dimos en los médanos de Pinamar, justo antes de que la marca celebrara su clásica caravana estival con los fanáticos del club Ranger.
Las posibilidades de personalización son casi infinitas, porque también se puede regular el escape, la dirección y hasta la suspensión, para entregar la mejor combinación en ciudad o en esa zona reservada para unos pocos vehículos.
También hubo un cambio en la transmisión: se mantiene la caja de 10 marchas automática, pero la tracción sumó un 4×4 automático a los clásicos 4×2 y 4×4 con alta y baja.
Aunque la vuelta fue cortita, sirvió para comprobar lo obvio: 400 burros son un montón. No solo es el doble de lo que entregaba antes, sino que queda muy cerquita de la F-150 Raptor. Con más de 450 burros, la manejé en el contacto hecho hace tres años en el mismo terreno (en un recorrido más extenso, ver más) y la describía como el Mustang de las pick ups.
Son 50 caballos menos, pero en una carrocería más liviana, y compacta, con lo cual las reacciones son muy similares y hasta más controlables. Es como una F-150 Raptor más chiquita, pero solo desde el tamaño. En cuanto a poder, está tranquilamente a la altura.
El chasis de la nueva Raptor pareciera resistir cuanto maltrato se le haga, las suspensiones permiten saltar casi cualquier obstáculo y la potencia disponible sirve para encarar sin límites y corregir hasta un manejo amateur.
Y todo eso se hace con un rugir tremendo que sale de la doble salida de escape. Por suerte eso también se puede regular para salir tranquilo del country o no estar como un bobo en cada semáforo, aunque muchos de los futuros dueños quieran justamente eso.
Por lo poco que lo manejamos, no da para hacer una comparación con el Jeep Gladiator (ver prueba), lo más cercano tanto en potencia (V6 de 285 CV y 353 Nm) cómo en capacidad de tracción. La diferencia es que el biturbo permite tener la potencia bastante antes, lo que conviene en varias situaciones off road.
Aún no la manejamos en ruta, pero se anticipa más cómoda que el producto de Jeep. Y por dentro también nos sacó una sonrisa pensando en la Ranger nacional: tablero, multimedia y hasta terminaciones elevan la vara. Ojalá la nuestra esté a la misma altura de esta tailandesa.
Repetimos: 400 caballos es un montón. Un montón en serio y más en una mole de este tamaño. Y esta Raptor no parece para cualquiera. Los que se la lleven a la casa ojalá la utilicen para todo lo que es capaz de dar. El producto lo merece.
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Sergio
28 enero, 2023, 11:52 amCon esta si que no me encajo en las calles de Nueva Atlantis, je.
Que bestia
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