DISEÑO/ESTILO
Las novedades estéticas se centran en una nueva parrilla (heredada del rediseño de la Duster original en India) y un paragolpes con un extraño diseño de la protección plástica central y los antiniebla por debajo.

Además de nuevas llantas, el lateral permanece inalterado con la típica sonrisa del diseño original de la familia Sandero/Logan/Duster. Atrás aparece el nombre con mayor relavancia en el portón y un cambio en el diseño interno de las luces (solo la 4×4 tiene una barra San Antonio).

Más allá que me sigue pareciendo un producto atractivo (sobre todo por la falta de opciones en el segmento), hay cosas que delatan su antigüedad y que merecían haberse actualizado.

De adelante hacia atrás podemos mencionar los faros (que no adoptaron iluminación diurna led), las manijas (con un diseño superado) y el portón (pesado y sin amortiguación que facilite el trabajo de apertura y cierre, algo cada vez más extendido en las pick ups).

En cuanto a medidas, si bien compite contra Toro y Maverick (el año que viene se suma Montana, ver más), es más corta que sus rivales: 20 cm que la Fiat (16 menos entre ejes) y 35 cm que la Ford (24 entre ejes).

INTERIOR/CONFORT
Adentro es donde más cambios presenta, pero nuevamente queda esa sensación de que se podría haber hecho mucho más, sin llegar a la renovación total que propuso la Duster.

Esta nueva Oroch es un mecano de varios modelos: hay mucho de la versión original, piezas nuevas como la pantalla táctil, otras del SUV (como salidas de aire, los comandos de la climatización o el pianito por encima) y hasta de la Captur, que prestó su tablero.

Con el instrumental las sensaciones son encontradas: no supone una novedad (sí para el modelo), pero celebramos que el medidor de combustible dejara el inexacto rango digital para sumar una aguja. Igualmente, quedó a años luz del digital de la Toro en cuanto a modernidad.

La reubicación de la pantalla tactil (además ganó un sistema operativo más moderno) es otra cosa bienvenida. El tema es que dejó un vacío en el centro de la consola que Renault no supo aprovechar del todo bien: la nueva bandeja es muy poco práctica y el 90 por ciento de las cosas que se ubiquen allí (salvo una billetera) irá a parar al demonio en la primera curva.

La presentación mejora más en apariencia (con algunos detalles de color y tapizados en las contrapuertas) que en calidad, con plásticos rústicos (algo esperable en un vehículo de trabajo). Lo bueno, no hay malos encastres o ruidos provenientes de la plancha; lo malo, la insonorización al viento sigue siendo muy mala y ni bien se pasan los 90 km/h comienzan los chiflidos.

En cuanto al equipamiento, tiene lo justo, sin extras como sensor de lluvia, cargador inalámbrico o techo corredizo, pero con climatizador, control crucero, sensor de estacionamiento y cámara de retroceso.   

La posición de manejo es otra de las cosas que podría haver mejorado, ya que no hay regulación en profundidad para el volante. De todas maneras, la butaca regula en altura y otroga comodidad como para acostumbrarse rápido. Atras el espacio es logico para una pick up, sin que sobre mucho lugar y con una postura vertical del respaldo.

La caja, más allá de lo mencioando del portón, es de lo mejor y eso es una buena noticia en una pick up. Está bien presentada, con un plástico que cubre piso y laterales, y la lona marítima es de buena calidad y facil operación. Carga con 650 kilos y ofrece 683 litros de capacidad.

Por debajo hay un auxilio en igual medida pero de chapa: algunos extrañarán una llanta de aleación, pero al estar expuesto resulta una buena decisión en estos tiempos en que un hacerse de neumático es toda una tentación.

MOTOR/PRESTACIONES
Las críticas se apagan cuando se enciende el motor de la nueva Oroch. Como ya pasó en la Duster, sale el 2.0 de 143 CV y le deja lugar al 1.3 turbo, pero esta vez con 165 CV y 270 Nm en vez de los 155 y 250 del SUV.

La expliacación corre por cuenta del origen: mientras la pick up llega de Brasil, el SUV lo hace de Colombia. Igualmente, en breve la Duster va a sumar esos 10 caballos y 20 Nm.

Además, en esta versión, aparece en exclusiva algo inédito en el modelo, como lo es la caja automática, un elemento cada vez más demandado incluso en vehículos destinados originalmente al trabajo. Se adoptó la CVT de ocho marchas prefijadas con la que ya habiamos tenido una buena experiencia en el SUV.

La mejora se siente más en los modos que en los números, ya que la aceleración bajó poco más de un segundo (9,8). Comparar las recuperaciones no tiene mucho sentido porque la anterior Oroch 2.0 venía solo manual, pero la fuerza disponible es mucho mayor y se la encuentra en un rango más amplio.

Donde hay un sabor agridulce es en los consumos. Como ya nos viene pasando con otros turbo, es extraño que los valores no son decidiamente mejores a los de mecánicas antiguas aspiradas. En ruta demandó un poco más, en autopistas se elevó un litro y en ciudad bajó medio. Y eso que el 2.0 no era de lo más eficiente.   

Ante la Toro 1.3, que es su rival directa (la Maverick ofrece 250 CV), le gana en prestaciones (un segundo menos en aceleración y recuperaciones), pero pierde claramente en los consumos a velocidad constante (1,2 más a 100 km/h 1,7 más a 130 km/h). En ciudad nos dieron lo mismo (11,1).

COMPORTAMIENTO
El comportamiento de la Oroch siempre fue bueno gracias a la presencia, en toda la gama, de una suspensión trasera independiente. Esto le trae beneficios en ciudad (sin rebotes como en una pick up con chasis), ruta e incluso caminos de ripio de esos que se cruzan a buen ritmo.

Con un chasis monocasco de buena trocha y larga distancia entre ejes, el andar de la Oroch es atildado, a lo que se sumó el esperado control de estabilidad, un faltante histórico del modelo.

Otra novedad se da en la dirección, que a diferencia de la Duster (que tiene asitencia eléctrica) se vale de una electrohidráulica. Antes era dura (más que nada en ciudad) y eso cambió rotundamente.

Sin embargo, creo que Renault se pasó de rosca. Ahora es una delicia para el día a día y responde con eficacia hasta que la velocidad supera los 80/90 km/h. Allí, cuando se necesita un fortaleza mayor, el volante pierde algo de conexión con lo que están haciendo las ruedas y la trompa tiende a navegar ante cambios bruscos de dirección. 

No es que se pierda el control, pero la sensación de fragilidad aumenta con el medidor digital de velocidad. Está claro que la intención fue dejar más contento al cliente promedio, que necesita un vehículo práctico en el día a día y por ahí, no está exprimiendo las bondades del 1.3 con tanta frecuencia. Pero los 165 CV disponibles merecían una dirección más comunicativa.

La caja tiene buena respuesta en casi todo el rango, incluso en un uso semideportivo. No tiene levas, pero se puede jugar con la selectora para otorgar mayor velocidad al cambio de marcha si la situación lo requiere.

Con carga a tope, el desempeño tanto del motor como de las suspensiones sigue siendo elogioso cuando se la utiliza como un verdadero vehículo de trabajo.

SEGURIDADOtro punto donde la Oroch se queda a medias es en la seguridad. Sumó el obligatorio ESP, pero ofrece solo dos airbags y ninguna versión brinda alguna tipo de ayuda a la conducción, como sí tienen Toro y Maverick.

Es cierto que la Oroch juega otra liga dentro de las pick ups intermedias (algo que no se refleja en los precios, pero que es un mal del mercado argentino), sin embrago es extraño que ni siquiera tenga airbags laterales, algo que ya criticamos en la Duster y que Renault brinda en Sandero y Logan (e incluso estaban presentes en el discontinuado Kwid).

Aun sin discos traseros, la respuesta de los frenos mejoró en gran parte gracias a la adopción de un mejor caucho. De unos 45 metros de la versión anterior bajamos esta vez a poco menos de 42. No son cifras espectaculares, pero no están mal para una pick up de este tamaño. En cuanto a las luces, merecían una actualización por sobre el rendimiento de las halógenas convencionales.

Latin NCAP aun no la probó, pero a la Duster con la misma plataforma no le fue demasiado bien, algo que suponemos tampoco lograría la Oroch por lo mencionado de los airbags.

PRECIO/COMPETENCIA
Hablábamos recién del precio: por equipamiento, la Oroch debería estar decididamente más barata que sus rivales a igualdad de propuesta mecánica. Sin embargo, esto no es así en las listas de precios.

Y esto tiene dos expliaciones: primero la cantidad de unidades de las que Renault dispone para vender (la demanda insatisfecha siempre genera distorsiones) y luego los sobreprecios existentes.

De lista, esta Oroch Iconic vale 7.310.200 pesos (la Emotion 1.6 cuesta 5.8 millones, y la Otusider 1.3 4×4, 7.5 millones). Es un valor mayor al de la Maverick 4×2 (7.2 millones) y cercano al de la Toro 1.3 4×2 (7.5 en la lista de septiembre), pick ups que tienen mucho más atractivos.  

Más allá de que sea competitiva o no en precio o más o menos atractiva frente a la competencia, Renault va a vender todo lo que tenga, con lo cual conseguir una Oroch no va a ser tarea fácil.

Con mejoras meánicas evidentes y un trabajo a media tinta en otros ítems, la Oroch tendrá como tarea principal preparar el camino para cuando la nueva generación irrumpa en el mercado. Ojalá, sea con el sello de Santa Isabel en la chapita de origen.