Nuestro editor participó del curso de manejo de motos para principiantes de Honda Argentina. Una nota por y para inexpertos en las dos ruedas.
Por Martín Simacourbe
Nunca fui muy aficionado a las motos. En mi familia y mi círculo de amigos (salvo alguna deshonrosa excepción) siempre nos movimos con cuatro ruedas (propios o cuando nos pasaba a buscar el Mercedes con chofer de múltiples asientos).
Pero como periodista del motor, cómo gustan decir en España, aprender el manejo de una moto era una cuenta pendiente. Así que acepté gustoso la invitación de Honda Argentina para participar del “curso para iniciantes”.
Este curso, que consta de 10 pasos fundamentales (ver debajo) se destina a usuarios sin experiencia, pero también a aquellos con algún conocimiento que no prestan la debida atención a las normas de seguridad. Como pasa con el auto, rara vez uno va a una academia y lo que termina haciendo en la calle es lo que le enseñaron los padres, algún tío o un amigo.
Y al igual que con los autos, los argentinos también manejamos mal las motos. La Ciudad de Buenos Aires avanzó en seguridad, pero basta alejarse unos cientos de km para comprobar que el casco y otros equipamientos brillan por su ausencia y que llevar a tres o cuatro encima es lo más común del mundo.
Los errores en las motos, se sabe, se pueden pagar con la vida. Quizás ese ha sido mi principal temor a la hora de subirme a una. Pese a que amo la bicicleta y me he caído repetidas veces patinando o esquiando, esa muletilla que tienen los motoqueros (“o sos de los que tuvieron un accidente o sos de los que va a tenerlo”) limitó mis traslados a vehículos con chapa.
Mi única experiencia, hasta este curso, había sido con un scooter de adolescente en uno que otro verano (siempre sin casco y seguramente en ojotas) incluso transitando una ruta provincial. Pero en el curso no había ningún scooter, sino dos tipos de moto: con o sin embrague, siempre con la obligatoriedad de utilizar una caja de cambios. Pregunto: ¿falta mucho para que se impongan las automáticas?
En el primer grupo la estrella era la Wave 110, la moto más vendida del mercado. Para el segundo estaban disponibles la GLH 150 (la Gaucha) que ya probamos (yo no, por supuesto) en AutoWeb (ver más) y una XR 190 a la que no me terminé subiendo.
Si sabés algo de motos y no te vas a reír y/o sorprender con las peripecias de un grupo de inexpertos periodistas de autos, te recomiendo dejar ya mismo el texto, porque voy a enumerar todas las cosas que me llamaron la atención, cómo si alguien me contara extrañado que un auto tiene tres pedales para solo dos pies.
Para empezar, acostumbrado a la bici, lo primero que sorprende es que los frenos no se aplican con ambos brazos, sino con el flanco derecho del cuerpo: delantero con el manillar (por delante del acelerador, eso sí sabía dónde estaba) y trasero con el pie (más bien con el talón). El lado izquierdo es el que se ocupa de la caja. Los cambios se pasan con el pie, pero el embrague, si lo tiene, hay que accionarlo con la mano, con una manija idéntica a la del freno de la derecha.
Pero allí no termina la cosa. Por una extraña razón que no logro comprender, las transmisiones sin embrague son distintas a las otras. En las primeras, la caja es una suerte de círculo infinito y para bajar las marchas hay que presionar el pedal y, para subirlas, levantarlo con los dedos o el empeine. No hay chance de ir a neutro desde la 4°, por ejemplo, sin pasar por 3°, 2° y 1°, o por la 5° (recordá lo del círculo). En las que sí tienen embrague, el sistema es distinto, aunque el pedal es el mismo. La primera es hacia abajo y todas las otras hacia arriba, con el neutro en el medio (entre 1° y 2°).
Más allá de estas cuestiones mecánicas, que llevan su tiempo, pero al que uno se termina acostumbrando (millones de motoqueros de todas las edades y capacidades son prueba de ello), lo que más me llamó la atención es cómo se dobla: el manubrio incide poco y nada al lado de la importancia que tiene la inclinación del cuerpo.
Acá hay que agradecer la buena capacidad (y paciencia) de los instructores para grabarte en la cabeza que la moto va hacia el punto donde uno está mirando al hacer la curva. Si mirás hacia abajo, por más que muevas el manubrio te vas a llevar puesto conos (en este caso), un cordón, un peatón o lo que tengas delante en la calle. No es que necesitás inclinarte cómo Valentino: con tu mirada puesta al sitio indicado, tu propio peso hará que la moto vaya por dónde quieras.
Familiarizado con la transmisión sin embrague, la primera parte de un curso que dura toda una jornada, pero del que nosotros hicimos apenas medio día, fluyó sin grandes inconvenientes. Salir de parado, frenar, doblar y hacer un Zig zag fueron las metas alcanzadas una vez que entendí que frenar sin desacelerar no es aconsejable (para dejarme tranquilo me dijeron que es un error que comenten muchos principiantes).
La segunda parte incluía la nueva caja (con su diferente mecanismo) y a eso sumale embragar con la boba, algo que como en un auto complica la salida de parado para alguien que nunca manejó. Y si bien salí sin rasguños (hubo una caída de un colega cómo marca la rigurosa estadística de estos cursos), ya era mucha información para mi hemisferio derecho.
Eso sí, en media mañana pude meter cambios, embragar, frenar con manos y pies, acelerar un poquito y doblar sin caerme, todo con mínimas detenciones del motor. Cosas que me parecían impracticables cuando me calcé el casco y las protecciones para rodillas y codos. No sé si seguiré avanzando en esto de las motos, pero ya tengo hecho el primer paso.
2 comments
2 Comments
Victor
29 julio, 2022, 1:44 pmPor empezar, nunca usar manga corta. Es lamentable que quieran dar consejos de seguridad y pongan en las redes sociales la foto de una persona manejando una moto en manga corta. Sigan dedicándose a los autos, chicos: en moto se van a pelar todos…
REPLYAutoweb@Victor
29 julio, 2022, 3:14 pmNo estamos dando consejos de seguridad, si no haciendo una nota de cómo es el curso. Igual, claramente se dice cómo hay que vestirse en los 10 consejos. El tema es que no todos pueden acceder a la ropa adecuada, por eso el curso se realiza con protecciones y casco.
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