La historia de Fordlandia, la ciudad abandonada en el medio del Amazonas

La historia de Fordlandia, la ciudad abandonada en el medio del Amazonas

Hace casi 100 años, Ford levantó una ciudad en el norte de Brasil con la misión de producir caucho. El proyecto terminó siendo un enorme fracaso.

A casi 80 años de su cierre, aun es posible ver varios vestigios de lo que fue el sueño de Henry Ford hace un siglo. Fordlandia todavía existe en los mapas y algunos pobladores la mantienen con vida, aunque el paisaje sea desolador.

Enclavados en el medio de la selva amazónica, a la vera del río Tapajós, en el estado de Pará, quedan los restos de lo que fue una de las más osadas aventuras del siglo pasado.

Tras revolucionar la industria del automóvil gracias a la cadena de montaje, Ford aun dependía de otros para fabricar sus autos. Gran Bretaña y Holanda monopolizaban gracias a sus colonias del sudeste asiático la producción del caucho, que se utilizaba no solo para los neumáticos, sino también para válvulas, cables y otras piezas.

El otro gran productor de caucho era Brasil y hasta allí fue Ford (la empresa, porque Henry le tenía terror a las enfermedades tropicales) y gracias a convenios se quedó a mediados de los años veinte con un terreno que, según las informaciones, varía bastante su tamaño, pero al menos tenía 200 km2, el tamaño de la ciudad de Buenos Aires.

Fordlandia no solo delimitaba el terreno donde se extraía el caucho, también fue una ciudad que albergó a directivos y operarios, donde se construyeron, en tiempo récord, hospitales, escuelas, comercios, restaurantes y muchos edificios más. Así, comenzó sus actividades en 1928.

Muchos de estos edificios se traían desarmados de Estados Unidos. Pero la herencia norteamericana no solo estaba en las construcciones. Henry Ford impuso su cultura del trabajo y Fordlandia también sirvió como un experimento para una sociedad utópica ideal, donde no existía el alcohol (Ford era abstemio), el juego y las jornadas laborales se cumplían religiosamente de 7 a 16 hs, pese al calor reinante.

La situación con los trabajadores locales (brasileños, pero traídos de otras zonas del país) no fue fácil. Hubo revueltas, huelgas y se sumaron múltiples inconvenientes, como los coletazos de la crisis del ’29 y las plagas de insectos que enfermaron y mataron a muchos pobladores y afectaron a las cosechas.

Se dice que la planta nunca produjo caucho tal y como lo quería Henry Ford, que jamás visitó la ciudad que hasta hoy lleva su nombre.

La sucesión de fracasos se completó con la aparición del caucho sintético promovida por la Unión Soviética y la planta cerró a mediados de los años treinta. Luego hubo una segundo intento aguas arriba, donde mejoraron las condiciones, pero la actividad no pasó de 1945, cuando Ford abandonó definitivamente la idea de producir caucho propio en Brasil.

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  • Sergio
    25 junio, 2022, 6:04 am

    Muy buena nota.

    Interesante historia

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