Nuestro editor despide a quien fue uno de sus grandes maestros en el periodismo automotor: Carlos Figueras.
Por Martín Simacourbe
Foto: Martín Lubel
No les voy a mentir: muchas veces hablamos de la muerte del Colo. Fumaba tanto, se cuidaba tan poco, que en la redacción de auto test muchas veces se tocaba el tema.
Figueras tampoco le esquivaba, hablaba de la muerte como quien habla del rediseño de un auto sin transcendencia. Para él no había un más allá. Para mi tampoco. Así que no había mucho más para filosofar acerca del tema.
Leí por primera vez de Carlos cuando mí viejo me trajo una Parabrisas en el año 86 “para vos qué te gustan los autos”, pero lo conocí recién 12 años después cuando entré en Road Test, que justo ese mes pasaba a ser auto test.
Al principio compartíamos poco: yo entraba pasado el mediodía y el se iba cerca de las cinco, pero rápidamente me tomó cariño. Tiempo después comprobé que el Colo te ubicaba muy rápido entre quienes apreciaba y despreciaba. Y yo caí mágicamente en el primer grupo. Era el “negrito zumbón” que aprendía a escribir de autos.
Fue un maestro de esos que no bajan línea. Coincidíamos mucho en la forma de ejercer la profesión: con dedicación, con pasión y sin la obsecuencia que prima en muchos colegas, quizás más que nunca en estos tiempos. También fue mí segundo viejo una vez que el mío partió, al poco tiempo de entrar en la redacción.
En términos profesionales, Figueras fue el gran maestro en el arte de ser tester. Yo tuve el enorme placer de tenerlo todos los días en esa escuela que fue Motorpress. Formó puertas adentro a los mejores profesionales de este rubro e inspiró con sus publicaciones a quienes no tuvieron la oportunidad de conocerlo. Y también puso en vereda a varios giles que se daban ínfulas de grandes periodistas.
Nos teníamos enorme cariño, pero después de casi 20 años de vernos a diario, nos frecuentamos poco, aunque seguíamos en contacto. La última vez nos whatsapeamos para que vote en la elección del Auto del Año (ver más).
Te estarás preguntando el por qué del título. El Colo tenía una muletilla: cuando se cansaba de una charla telefónica, cuando se aburría de una producción de fotos, simplemente soltaba un “suficiente” en inglés (enought) pero con una pronunciación muy definida.
Fue la misma frase que utilizó cuando resumió la inesperada muerte de un amigo cercano. Era verdad, no había mucho más para hacer, cómo ahora. Pero de terco le quise dedicar unas palabras. Chau Colo.
4 comments
4 Comments
Irene Diaz Lazzari
4 mayo, 2022, 5:56 pmHermosa despedida. No lo conoci mas que por referencias y anecdotas y se me ocurre que " el maestro" va a coincidir con vos!
REPLYmarcos
5 mayo, 2022, 9:41 amun grande. Tanto, que las correcciones de la nota quedaran para otro dia. Vos, Matias, todos dicen lo mismo, todos leiamos sus notas desde la adolescencia, Imagino lo que se sentiria al trabajar con el idolo de uno, un privilegio. Saludos
REPLYSergio
5 mayo, 2022, 4:19 pmCreo que a los 6 años leí mis primeras notas de autos en la revista Corsa, y llevaban su firma. Luego, me devoraba cada mes las revistas Parabrisas, luego Road Test. Luego mas acá en el tiempo, lo leí digitalmente y tambien los videos en los que participaba.
Un grande sin dudas. QEPD
REPLYAlberto
5 mayo, 2022, 4:51 pmLo extrañare por siempre, compro la revista desde el primer número también lo hacía con Auto Plus…estoy muy triste ya no soy un chico y estas perdidas duelen mucho…en paz descanses Maestro
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