El dirigente paraguayo era el número uno de Fiat en la Argentina. Fue secuestrado y asesinado por el ERP. Qué es “la venganza de Sallustro”.
Ayer se cumplió medio siglo del hecho delictivo más importante de la historia argentina que involucró a un dirigente de la industria automotriz.
Luego de 20 días de cautiverio, Oberdan Sallustro D’Amato, el entonces Director General de Fiat Concord Argentina, fue asesinado por el Ejército Revolucionario del Pueblo, que lo había secuestrado el 21 de marzo de 1972.
Sallustro había nacido en Paraguay en 1915 y era hijo de italianos. Se unió a Fiat en 1947, cuando la marca buscaba instalarse industrialmente en la Argentina.
Ya como director general de la filial argentina, fue capturado por el ERP, el grupo guerrillero de izquierda que mediantes secuestros y robos financiaba su operación.
Era tal la importancia de Sallustro en el esquema global de Fiat, que un día después llegó al país Aurelio Peccei, presidente del Grupo Fiat y amigo personal del dirigente secuestrado.
Las exigencias del rescate no fueron solo económicas. Había puntos exigidos por la agrupación terrorista que incluían la liberación de presos políticos, algo a lo que el gobierno de Agustín Lanusse, entonces Presidente de la Argentina, no estuvo de acuerdo.
Las negociaciones se estacaron, el presidente de Fiat volvió a Italia y la tenencia de un dirigente del peso de Sallustro (Fiat era la empresa privada más grande del país) comenzó a inquietar a los secuestradores. La foto de portada es una que enviaron sus captores a la familia.
Se escribieron muchas historias acerca del por qué del desenlace y la mayoría hablan de una desinteligencia entre quienes lo cuidaban (estuvo alojado en varias locaciones).
Finalmente, el 10 de abril de 1972, la policía allanó el último lugar donde estuvo privado de su libertad el dirigente de Fiat y lo encontró muerto de varios disparos.
Al poco tiempo, a modo de homenaje, Fiat denominó como Sallustro al camión 673, que resultó un dolor de cabeza para sus compradores por problemas en el motor.
Ese y todos los otros Fiat argentinos que tuvieron fama de talleristas en esos años fueron apodados en la jerga como “La venganza de Sallustro”, un recuerdo tragicómico de lo que fue uno de los hechos más impactantes en la época más violenta de la historia argentina.
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