DISEÑO/ESTILO
Soy de la vieja escuela, la de los hatchs y sedanes, pero debo reconocer que este Q3 me encanta por tamaño, belleza general y sobre todo por el corte de la luneta al estilo deportivo que no por nada se fue imponiendo en cada uno de los segmentos.

Mucho de su encanto está en que no es tan alto (1,56 metros), siendo 3 cm más bajo que el Q3 normal, 10 que el Q5 y 18 que el Q7. Igual sigue siendo más voluminoso que un A3 Sportback. A este le lleva 16 cm de largo, 2 de ancho y 13 de alto.

Comparte la plataforma MQB con varios modelos del grupo VW, incluido el Volkswagen Taos que sale de la planta de Pacheco (ver prueba). Contra este es 3 cm más largo, igual de ancho y 6 más bajo.

Con una parrilla generosa con formato de panal de abejas en la zona interna y llantas de 19 pulgadas, el estilo es más deportivo que aventurero. En la trompa y cola hay falsas entradas de aire que contrastaban con el blanco de nuestra unidad, pero ni los pasarruedas ni el zócalo están decorados con enormes plásticos oscuros.

Cuesta encontrar en el mercado SUV de este tamaño con un diseño tan agresivo, ya que tanto el X2 como el GLA son algo más pequeños. Ahora le ha salido un competidor directo, como el Alfa Romeo Tonale (ver más), aunque falta un tiempo para que llegue al mercado argentino.

Lo mejor es que pese al diseño, el Q3 tiene algo que valoran muchos clientes: el acceso facilitado por una carrocería que no exige tirarse en la butaca.

INTERIOR/CONFORT
Después de bajarse del E-Tron (ver prueba) y pese a estar en un Q3 que no es barato, uno espera encontrarse con un ambiente menos cuidado. Y lo bueno es que el Q3 mantiene en alto las expectativas puestas en un modelo de los cuatro anillos.

La calidad y el diseño son, salvando algunas diferencias en unos pocos plásticos, muy similares. Todo lo que es botones, tablero, multimedia, es casi idéntico. No hay una selectora futurista o una pantalla aparte para la climatización, pero no las extrañamos. Lo único llamativo son las manijas interiores de las puertas, con un diseño invertido que no complica la maniobra.

Como en el SUV eléctrico, el acceso a los comandos multimedia están muy mejorados con respecto a los Audi de otras generaciones. Pese a la multitud de información, es fácil acceder todo lo disponible.

El instrumental es el típico del Grupo VW, con la pantalla digital y la posibilidad de personalizar las vistas. El conductor tiene varios lugares donde dejar las cosas de todos los días y la posición de manejo es impecable, tanto por la postura como por la calidad de los tapizados.

Atrás es más generoso que el anterior Q3, pero por la caída del techo, la altura no sobra. El voluminoso túnel central complica la estadía de un tercer ocupante, pero dos adultos, mientras no sean muy altos, irán sin problemas.

La novedad viene por la modularidad de las plazas posteriores, algo no tan común en los SUV. El asiento se puede desplazar longitudinalmente por tercios hasta 13 cm, lo que amplía el espacio de carga. Y también hay respaldos reclinables, aunque la ganancia es nuevamente para el baúl y no tanto para la comodidad de la espalda.

Por debajo del baúl, que tiene una capacidad inicial de 530 litros (una muy buena cifra), hay un auxilio temporal de los finitos. El equipamiento incluye de confort lo esperable por su precio, con algunos faltantes como estacionamiento asistido o cámara 360°.

MOTOR/PRESTACIONES
El motor es el 2.0 TFSI del Grupo VW que en este caso desarrolla 180 CV, una cifra que en Europa se eleva a 190 caballos. El torque es de 320 Nm y la respuesta es la ya conocida: una entrega pareja y lineal en casi toda utilización que hace del Q3 una de las mejores opciones de su segmento.

El propulsor se combina a la perfección con la caja de doble embrague y siete marchas (con levas incluidas) como para sacarle todo el jugo a distintas situaciones.

En la gama también hay otro motor conocido y nuevamente súper eficiente como lo es el 1.4 turbo de 150 CV, que no probamos en el Q3 pero sí en el Taos. Para tener una referencia, el Q3 de 180 CV es un segundo más rápido en la aceleración (8,3) y 7 décimas en la recuperación de 80 a 120 km/h (6,0).

También hay variaciones en el consumo, de medio litro más en todos los casos, con lo cual lo que se gana en prestaciones se pierde en eficiencia a la hora de recargar combustible.

COMPORTAMIENTO
Cuando uno se sube a un Audi está esperando un gran comportamiento dinámico. Y eso no defrauda para nada en el Q3. La dirección es muy precisa, la regulación de las suspensiones (con eje independiente atrás) es muy bueno y aunque no es un deportivo, toma curvas de manera muy predecible y eficaz.

A eso se suma la eficiencia de la tracción integral permanente, que también ayuda en algún terreno complicado, aunque el despeje no es el ideal para meterse en líos.

Pero donde más sorprende el Q3 es en la ciudad. Cuando leés que este Audi tiene una suspensión deportiva, es lógico esperar un andar áspero producto de su configuración europea. Sin embargo, el día a día en este SUV es sumamente placentero y eso que las llantas son de 19″.

El perfil de los neumáticos no es súper bajo y eso se agradece. Solo ante algunos empedrados aparece cierta dureza, pero es un precio que se concede sin problemas ante el desempeño que muestra aun en condiciones que no son las impecables rutas del Viejo Continente.

Como en muchos otros Audi, es posible seleccionar varios modos de conducción, aunque no está disponible la suspensión de dureza variable que ofrece en otros mercados.

SEGURIDAD
El punto flojo de este Audi y de muchos otros modelos importados a valores elevados que ofrecen menos equipamiento de seguridad que varios competidores regionales (por tamaño más que por precio).

El Q3 no brinda ninguna ayuda a la conducción que ya son comunes en una Jeep Compass producida en Brasil, por ejemplo. Hablamos de frenado autónomo, mantenimiento de carril, control crucero adaptativo o alerta de punto ciego.

El resto sí está a la altura. Desde los frenos, con buen rendimiento y cifras en torno a los 38 metros, el excelente desempeño de las luces led y hasta las cinco estrellas que le otorgó EuroNCAP en las pruebas de impacto.

PRECIO/COMPETENCIA
El precio oficial de este Q3 40 TFSI es de 90.940 dólares, un valor que es muchísimo más elevado que el del 35 TFSI por el tema impositivo.

La diferencia es de nada menos que 29.040 dólares, lo que, si se cumple en las concesionarias, deja al full muy mal parado. Incluso, por el mismo problema, es bastante más caro (23.000 dólares) que el Q3 con mismo motor y equipamiento pero de carrocería tradicional, sin la luneta tendida.

El tema es que esos valores en dólares por debajo del impuesto (el del Sportaback 35 o el del tradicional 40) también son poco creíbles sabiendo que un Compass o un Taos ya cuestan 7 millones de pesos.

Pero lo más inentendible de la lista de precios de Audi es que el Q3 cuesta 17 mil dólares más que el Q5 45 TFSI, que es más grande y potente. ¿Será que el Q5 no está entrando y su precio quedó viejo?

La conclusión, como siempre, es que hoy en día tenés que ir a un concesionario para ver si el valor es ese, si te lo convierten al oficial, si es a dólar blue o si te exigen los verdes uno arriba del otro.

Sacando esta ensalada ya insoportable del mercado argentino, el Q3 es de las mejores opciones entre los SUV medianos. Es muy atractivo, se acerca mucho a las clásicas berlinas, anda rápido, no es molesto en ciudad y está bien equipado, aunque es cierto que le faltan las ayudas a la conducción (en su momento algo que estaba “justificado” para no pagar el impuesto al lujo).