El modelo de General Motors suma, en sus dos siluetas, el dispositivo de seguridad a casi nueve años de su llegada al mercado.
Al fin y al cabo, la obligatoriedad llevada a cabo por el gobierno logró lo que el mercado no pudo: que muchos modelos que iban a terminar sus días sin ofrecer el control de estabilidad, finalmente lo sumen.
En esa lista, que integran los Citroën Berlingo y Partner, por ejemplo (con más de 20 años de antigüedad), se agrega ahora el Chevrolet Joy, un modelo del que no esperábamos esta grata sorpresa, pese a que la misma marca nos lo había adelantado en septiembre (ver más).
La medida no deja de sorprender porque General Motors esperó casi hasta el último día hábil del año para confirmar esta novedad en un modelo que ya tiene casi nueve años de vida, y que no había ofrecido el ESP en ninguna de sus versiones.
El Joy llegó a comienzos de 2013 al mercado argentino con los nombres Onix y Prisma (hatch y sedán, respectivamente). La marca solo incorporó ESP en el segmento con la llegada del nuevo Onix, en 2019, lo que provocó el cambio de nombre del anterior modelo (ahora Joy y Joy Plus).
La sorpresa llega también porque en Brasil, donde el Joy es producido, no es obligatorio el ESP. Si hacíamos las cuentas, pensar en montar el dispositivo en un modelo que está en sus últimos años productivos y únicamente para las pocas unidades que se venden en la Argentina, sonaba utópico.
Además, de la novedad, el Joy no muestra cambios con respecto a lo que se venía ofreciendo: dos variantes de carrocería alimentadas por el motor 1.4 de 97 CV unido a la caja manual de cinco marchas, con doble airbag y ABS de serie.
Los precios de las cuatro variantes disponibles, Joy base, Joy Black, Joy Plus base y Joy Plus Black, se conocerán en enero.
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