La historia del Peugeot 309, un modelo que apareció a mediados de la década del ochenta, es bastante particular por varios motivos.

Uno de ellos es el de su denominación, que recurrió al 9 final en tiempos en que los vehículos de la marca estaban transitando el 5, rompiendo la clásica correlatividad que se interrumpió recién con la segunda generación del 308, que repitió número (algo que luego se extendió a todas las gamas) justamente por la existencia de este 309.

El gran problema para encontrar un número dentro de la gama media de Peugeot fue que al existente sedán (el 305, aparecido en 1977) se agregó este inédito hatchback, una carrocería que venía ganando mercado desde la aparición del VW Golf (entre otros) y que incluso Renault había adoptado con el 14 y más recientemente con el 11.

Esa ruptura en el número adoptado por Peugeot alimentó el mito de que el modelo se iba a vender originalmente como Talbot, la marca británica que la propia PSA había reflotado tras la compra de la filial europea de Chrysler.

La norteamericana era dueña de Simca y Talbot desde fines de los cincuenta, pero una mala administración la llevó a ponerle el cartelito de venta tras la crisis del petróleo, a comienzos de los setenta.

Allí apareció PSA, que hacía poco se había quedado con Citroën. Adquirió los activos de Chrysler en el Viejo Continente en 1978 y tras algunos años concentró toda la gama en la marca inglesa.

El modelo estrella de la Chrysler europea era el Horizon, que fue elegido Auto del Año europeo en 1979 e incluso fue vendido en Estados Unidos como Dodge Omni.

Pero en los ochenta, PSA estaba pensando en su reemplazo y varios indicios confirman que el proyecto C28 se iba a vender como Talbot Arizona, independientemente que también lo hiciera como Peugeot. Hay publicaciones de la época, prototipos sin escudo y hasta algunas unidades preserie con la T en la trompa que acreditan esa historia.

La idea no era descabellada. En esos tiempos, PSA ya vendía un mismo modelo con las tres marcas: el Peugeot 104, el Citroën LN y el Talbot Samba.

Pero las malas ventas que arrastraba Talbot hicieron que PSA desistiera de sacar nuevos modelos con esa marca y la archivara para siempre a mediados de los ochenta. Así, se potenció la idea de vender al C28 únicamente con el león en la trompa.

Lo cierto es que el modelo era un auténtico Peugeot, pese a que no había sido diseñado por Pininfarina (hacedor de todos las creaciones de león de esos tiempos). Había sido adelantado por el prototipo Peugeot Vera Profil, con líneas muy cercanas al modelo de producción.

Pese a que era un mediano (se pensó en llamarlo 303, un número que la marca no había utilizado), llevaba las puertas del 205 (por eso también se barajó la denominación 206), pero era cinco cinco centímetros más largo entre ejes, además de tener un remate de cola que lo acercaba a un dos volúmenes y medio.

Finalmente como 309, fue presentado en 1985, y comercialmente, le fue muy bien en Europa. Fue producido en Francia, Inglaterra y España, siempre en las fábricas de la ex Chrysler.

Nació con la carrocería de 5 puertas y en 1987 sumó la de 3. Utilizaba motores de Talbot en la gama baja y de Peugeot entre los más potentes, incluido el 1.9 de 130 CV que animó a la versión GTi, con un estilo similar al del mítico 205.

En 1989 adoptó el único restyling de su historia, con cambios en la parrilla, nuevas luces traseras (dejaban el “estilo” 505 para adoptar el del 405) y una fuerte renovación puertas adentro.

Nunca llegó a la Argentina y en 1993 se despidió de los mercados europeos, con más de un millón y medio de unidades producidas. Su reemplazante fue el 306, que aglutinó en una misma denominación las siluetas de 3, 4 y 5 puertas.