Ya nada le escapa a la electrificación: hasta el mítico Jeep Wrangler se sube a la moda híbrida con una combinación que mantiene en alto el espíritu 4×4 sin generar emisiones contaminantes.

Sin cambios importantes en el diseño, el Jeep Wrangler 4xe se vale de tres motores: un clásico naftero 2.0 con turbo de 272 CV y dos eléctricos.

El primero, con 145 CV, tiene la capacidad de mover las ruedas del Wrangler, mientras que el otro, de 63 CV, tiene la misión de generar corriente. Entre todos combinados, la potencia disponible es de 380 CV, con un par de 637 Nm. La caja es una automática de ocho marchas.

La autonomía en modo eléctrico es de unos 50 km y la recarga se puede completar en menos de tres horas. Por supuesto, el Wrangler 4xe tiene tracción en las cuatro ruedas y tres modos de manejo: híbrido, eléctrico y eSave.

Como en el Wrangler a combustión (ver prueba), hay dos tipos de tracción disponibles (Selec-Track o Rock-Track), bloqueo de diferenciales y desconexión de la barra estabilizadora delantera.

Contrariamente a lo que podrían pensar algunos puristas, con el Wrangler 4xe es posible recorrer los mismos y complicados caminos que con la versión tradicional, pero sin generar emisiones y ruidos, lo que maximiza la conexión con la naturaleza.

Con la llegada del Wrangler, la gama 4xe de Jeep tiene tres exponentes, con los ya presentados Renegade y Compass. Por ahora, no está prevista la llegada de ninguno de estos modelos al mercado argentino.