Por: Martín Simacourbe
Fotos: M.S y P.E.

Luego de la prueba de la versión Volcano (ver más), la más atractiva de la gama por su doble novedad (nueva carrocería y nuevo motor), nos subimos a la versión de entrada de la nueva generación de la pick up compacta de Fiat.

Esta Endurance (también se consigue en doble cabina) es la única de esta gama que viene con dos plazas y la caja de carga larga, con capacidad de 1.354 litros y 720 kilos (510 y 70 más, respectivamente, que la Volcano).

La otra gran diferencia con la Volcano es que tanto la Endurance como la Freedom (versión intermedia, solo cabina doble) viene con el veterano motor 1.4 Fire de 85 CV.

En el mercado, las cabina simple van desapareciendo (incluso entre las medianas), pero aun tienen su oferta. Además de esta Strada están la Chevrolet Montana y la Volkswagen Saveiro, con desarrollos antiguos, algo que se nota, por ejemplo, en la dotación de seguridad.

El modelo de Fiat se renovó tras más de 20 años (ver más), dando un soplo de aire fresco al segmento, incluida esta opción destinada, casi 100 por ciento, al mercado utilitario.

En Brasil, de ahí su éxito, las pick ups compactas cabina simple son bastante veneradas por el público joven debido a la cercanía de las playas con los grandes centros urbanos. Pero aquí, por lógica, su incidencia en las ventas es mucho menor.

DISEÑO/ESTILO

Lo que contábamos de ese gusto de los brasileños jóvenes por estas pick ups cabina simple se ve en la estética de la Strada, muy lejos de lo que solemos encontrar en versiones destinadas al trabajo.

Entre el sticker lateral, el color que nos tocó en suerte y los plásticos negros, la Strada muestra una cara bastante juvenil, pese a que el equipamiento, con tazas plásticas y sin faros antiniebla, no ayuda mucho.

Aunque Fiat la vende como Cabina Plus, esta Strada es en realidad una clásica cabina simple, sin el espacio posterior que supo traer la Cabina Extendida de la anterior generación.

¿Dónde está el truco? La Strada anterior utilizaba la puerta del Palio 3 puertas, más larga que la del Mobi que lleva la nueva Strada. El segundo vidrio lateral solo compensa ese menor tamaño y hace la unión estética con el espacio de carga.

INTERIOR/CONFORT

El interior es una mezcla de los diseños de Mobi y Uno, con algunas soluciones propias para este modelo. El volante y el tablero, por ejemplo, son idénticos a los de los hatch de entrada de la marca.

Como buen vehículo de trabajo, hay una multitud de portaobjetos por toda la plancha, pero no son del todo prácticos salvo el “cajón” que se ubica delante de la selectora.

Hay otro arriba de éste, uno debajo de la radio y otro frente al acompañante, que pierden utilidad al no tener una superficie de goma o un diseño que logre contener lo que se pone ahí dentro.

La calidad ea bastante buena, mejor a lo que se podría esperar de un vehículo del segmento B destinado al trabajo, con plásticos rígidos que deben bancarse el maltrato, pero con un ajuste impecable.

Sin regulación del volante en profundidad o de la butaca en altura, la posición de manejo es algo complicada, pero una vez acostumbrados, no se sufre demasiado.

El equipamiento es básico, algo lógico para un vehículo que seguramente esté destinado a alguna flota. No hay pantalla táctil (la radio es simple y de buen funcionamiento), o pack eléctrico. Eso sí, molesta la falta de cierre centralizado, ni te pido un comando a distancia.

Detrás de los asientos hay un espacio mínimo para poner alguna mochila o herramientas de trabajo (siempre y cuando vos y tu acompañante no sean muy altos). Es mucho menor al que traía la cabina extendida de la anterior Strada (por esto que te contábamos de las puertas). Esta tampoco tenía asientos, pero había espacio para un par de bolsos de buen tamaño.

Pero lo mejor está un poco más atrás, en la caja de carga. Es más amplia que antes, en parte gracias a una mayor altura de los laterales y también a que la rueda de auxilio ahora va debajo del piso.

Pero además está muy bien presentada, algo impensable en una versión base. Tiene una protección plástica de calidad, iluminación, ganchos por doquier y hasta la luneta está protegida con barras. Cosas que no se encuentran fácil en pick ups de mucho mayor valor. Encima tiene un mini portaequipajes para sujetar elementos de buena altura. Ah, el portón, con llave, resiste 400 kilos.

MOTOR/PRESTACIONES

La gran novedad mecánica de la Strada quedó reservada para el tope de gama. Las Endurance y Freedom siguen con el viejo y querido Fire 1.4 de 85 CV (ya no hay opciones diesel en este segmento).

Es un motor súper confiable, recontraprobado y que es justo lo que espera el flotista: algo que no le traiga problemas, aunque no sea el más potente ni el menos gastador.

Y eso se ve en las prestaciones y el consumo: Llega a 100 km/h en 15 segundos y recupera de 80 a 120 km/h en cuarta marcha en un tiempo similar. Son valores de unos tres segundos con respecto a la Strada 1.3 de doble cabina.

En cuanto al gasto de combustible, pide cerca de seis litros a 100 km/h, casi 10 a 130 y cerca de 11 en la urbe, que es un valor algo alto y que muestra la antigüedad del propulsor. Es cerca de dos litros más que la Strada 1.3 en autopistas y un litro más en ciudad.

Si bien el Fire tiene sus años, en la competencia no hay motorizaciones más modernas: la Montana viene con el 1.4 de 98 CV de los tiempos del Agile y la Saveiro viene con el eterno 1.6 de 101 CV. Ninguno se destaca por sus prestaciones o un bajo consumo.

Y quien desee rebajar aun más el consumo podrá subirse al GNC, una ecuación bastante ventajosa para quienes hacen miles de kilómetros haciendo entregas. La buena capacidad de la caja permite poner los tubos sin restringir demasiado la capacidad.

COMPORTAMIENTO

El 90 por ciento del tiempo esta Strada va a estar dando vueltas por ciudades y allí no va a tener problemas. Buen despeje, robustez en ambos trenes, practicidad en el uso y todo lo necesario como para no sufrir tanto el día de trabajo.

El Fire tiene respuesta eficiente a bajas vueltas y solo se queda un poco corto al elevar los números, pero nadie le va a estar exigiendo (salvo esos jóvenes brasileños), grandes prestaciones. Si la carga llega a tiempo y sin problemas, asunto resuelto.

La dirección no es eléctrica como en el FireFly, pero igualmente es liviana y facilita las maniobras, aunque es cierto que el radio de giro no es el mejor.

Lo más engorroso es el comando de la caja de cinco marchas: gomoso e impreciso si no se presiona a fondo el embrague (nos pasó también con el Cronos, ver más). Es lo que más fastidia ante un uso intensivo en la urbe.

La potencia, que no sobra, es suficiente para moverla con y sin carga y en la ruta, donde no podemos exigirle demasiado. Allí se comporta sin vicios, con una distancia entre ejes larga que ayuda al apoyo y un control de estabilidad (único en su franja con este dispositivo) vigilante de alguna mala maniobra.

Como el resto de la gama, sumó el e-Locker para ayudar al tren delantero a salir de alguna zona complicada. No tiene el desempeño del anterior sistema mecánico, pero es algo que no tenía, salvo la versión Adventure (de la cual no había cabina simple), la anterior Strada.

SEGURIDAD

Acá viene lo mejor, porque gracias a la ley, la Endurance viene de serie con control de estabilidad. Es algo que no vas a encontrar en ningún rival, ya que Saveiro apenas suma el ESP en la versión Cross de cabina doble, rival de la Volcano.

Los airbags son dos (recién en las doble cabina tenés cuatro), la iluminación es con faros halógenos clásicos (solo la Volcano tiene led) y los frenos repitieron el buen rendimiento mostrado en la Volcano: menos de 40 metros para frenar desde 100 km/h.

Lamentablemente, aun no hay pruebas de Latin NCAP que demuestren que tal se comporta ante un impacto frontal y lateral.

PRECIO/COMPETENCIA

La Strada Endurance tiene un precio de 1.567.300 pesos. Si la querés doble cabina sale 28.000 pesos más. La Freedom doble cabina (con pack eléctrico y llantas) se va a 1.879.200 y la Volcano a 2.111.100 pesos.

Sus rivales directas cuestan 1.338.900 pesos la Montana (1.4 de 98 CV) y 1.593.600 la Saveiro (1.6 de 101 CV), ambas con equipamiento básico como el de esta Strada.

Con esta configuración, tienta a los flotistas y también al pequeño transportista que tiene otro vehículo para el fin de semana (el que no, irá por la doble cabina).

Manteniendo el motor, pero con un diseño renovado, mejoras en el interior y sobre todo más equipamiento de seguridad, la Strada cabina simple es la mejor opción de un segmento reducido, pero que aun tiene una fiel clientela.