Por Martín Simacourbe

Cuando la marca del rombo anunció su Renaulution (ver más) dejó ideas muy interesantes de cara al futuro. No fue la primera automotriz en plantear algo similar, pero sí la que con mayor énfasis dejó claro lo que se viene en términos comerciales.

Renault enfocará su negocio de venta en los segmentos más rentables (mediano y grande). Es un poco lo que está haciendo Ford y lo que muchas otras quieren.

Me puse a pensar entonces quién va a querer vender los autos populares. Mientras lo hacía, Volkswagen salió a decir que pronto podrá bajar un 50 por ciento los costos de los automóviles eléctricos, dándole impulso a los vehículos más económicos del mercado.

Pero la revolución que se avecina no es solo dejar los motores a combustión por los eléctricos, con todos los beneficios ambientales que eso implica. La movilidad como concepto está cuestionada.

La digitalización “de todo” ha cambiado como consumimos el entretenimiento, como tomamos un taxi y hasta como conquistamos. ¿No debería cambiar del mismo modo la forma en que usamos nuestro auto?

La lógica indica que sí. Incluso antes de la pandemia, estudios demuestran que un automóvil solo se utiliza el 10 por ciento de su vida útil. Es decir, 23 horas al día, en promedio, permanece estacionado (¿ya hiciste tu cuenta personal?).

En términos razonables, es algo totalmente insostenible. Pagamos impuestos, reparaciones y seguro por un bien que se utiliza con suerte una hora al día. Sería como pagar por tener 300 canales para terminar viendo tan solo un par de horas de Netflix a diario. Perdón, eso ya lo hacemos.

Así como el teléfono logró que un conductor de Uber no sufra los tiempos muertos de un taxi (los de mi generación crecimos atrás de uno que iba a 20 buscando pasajeros), un automóvil en alquiler podría estar circulando casi sin detenerse, saltando de un usuario a otro.

Es cierto que el auto es parte de nuestra cultura. Elegirlo, comprarlo y tenerlo fue una parte fundamental del ideario capitalista que se impuso en el siglo XX. Pero no es menos real que las nuevas generaciones piensan de una manera totalmente distinta.

Esa idea que me surgió con el anuncio de Renault la consulté primero con un directivo local y su respuesta fue positiva. Días más tarde, Herlander Zola, el director de la marca Fiat para Latinoamérica lo confirmaba.

En un futuro, que será más cercano para Europa, Estados Unidos, Japón y China, y más lento en regiones como la nuestra, el automóvil pequeño será eléctrico y rentado. Solo los que tengan un resto económico podrán adquirir un automóvil, y será tan caro como exija la famosa rentabilidad que las automotrices necesitan.

Hablar de costos sería hacer futurología, pero si hoy lo que cuesta tomarse un Uber cada vez que lo necesites puede contrastarse con lo que vale el mantenimiento de tu automóvil particular, imaginate utilizar uno en el que la ganancia del conductor no sea parte del costo.

La gran contra es que vas a tener que subirte a un auto que estuvo siendo manejado (sin parar) por extraños. Con sus olores, sus migas en el piso y vaya a saber qué cosas más. Seguramente, cuando salgan al mercado tendrán un sistema que se higienice tras cada uso (más si continúa la pandemia).

Por supuesto, habrá que adaptar muchas cosas, como por ejemplo, dónde estacionar/retirar el auto en un lugar en el que haya una toma eléctrica para que pueda seguir andando. Si logramos recordar que había que rebobinar la película del Block Buster antes de devolverla, esto no será un problema.

Vas a destrabar tu auto con el celu, vas a pagar solo por los km que consumiste (como ya hacen hoy las nuevas rentadoras) y vas a tirarlo cerca de donde vayas.

Y con este cambio cultural, muchas otras cosas van a cambiar: por ejemplo, tu casa va a tener una nueva habitación o al patio vas a poder ponerle pasto o una pileta. Seguro haya otras que pueden dejar en los comentarios

Hay otro tema muy importante y que pone en jaque a la industria. ¿A quién le vas a pagar el servicio? ¿A una empresa como Uber o a una automotriz? Ahí está la gran pelea que se viene y por eso todas las automotrices hablan de solucionar la movilidad más que de hacer autos.

Además, se abre otro interrogante incluso más interesante. ¿Vas a manejar un Renault alquilado por Renault? ¿Un Renault alquilado por Uber? ¿O directamente un auto producido por Uber? La idea no es descabellada: Amazon ya le encargó 100.0000 furgones a Rivian para hacer sus traslados. ¿Cuánto falta para que lance una línea propia de autos de alquiler?

Ah, nunca hablamos del auto autónomo. Cuando eso llegue, la propiedad quedará para unos pocos que quieran seguir disfrutando de su propio auto. Al resto del mundo (que no siga dependiendo del transporte público) lo pasará a buscar un huevo con ruedas en el que podamos incluso dormir cada vez que queramos trasladarnos.

M.S.