Se sabe que el de los impuesto es un tema sensible en la relación entre el Gobierno y las automotrices. Cada vez que pueden y cada vez con mayor énfasis, las terminales reiteran que para que el sector repunte debe haber un cambio en la cantidad de impuestos distorsivos que enfrenta la cadena de producción.

Y uno de los gravámenes más criticados es el de las retenciones a las exportaciones de vehículos, reinstaurado a mediados de 2018 por el entonces gobierno de Mauricio Macri y ratificado por el actual mandatario.

Sin embargo, en medio de los “festejos” de las automotrices por la futura promulgación de la ley que favorezca la radicación de inversiones (ver más), el gobierno asestó un nuevo golpe al sector, ya que en las reuniones tenidas la semana pasada nada anticipaba esta modificación.

La verdad es que no hay nada nuevo, porque lo que ha hecho el ejecutivo es cambiar una fórmula, pero se esperaba que en 2021 las retenciones incluso pudieran eliminarse. Ahora se sabe que serán una herramienta más del apetito fiscal, cada vez más voraz.

Lo que hasta ahora determinaba que era un pago fijo de 3,36 pesos por cada dólar exportado pasará ahora a ser un 4,5 por ciento de tasa del valor FOB de cada unidad que salga del país.

Así, el Gobierno se resguarda de las constantes devaluaciones que va teniendo el peso y que paulatinamente iban licuando el volumen recaudado.

Más de una terminal han llegado a declarar que hoy no es negocio exportar a Brasil (nuestro principal comprador) a causa de este y otros impuestos (ver más).

Hasta el momento, Adefa no se refirió a este cambio que una vez más sorprende al sector, justo en momentos que parecía que el horizonte se aclaraba.